domingo, 5 de abril de 2015

MAÑUCO ESPINOZA Y AQUEL EMPATE CON LA "U"



Es una de las  figuras legendarias  del Santa Rosa en su largo historial por el fútbol huanuqueño. Mientras Walter Pérez, Alfredo Robles, Tito Gonzales libraban duras contiendas en defensa de los colores rosados, él desde los calichines se formaba deportivamente bajo la mirada atenta y cuidadosa de Víctor Fernández Mazuelos, el inolvidable  “Chileno”.
Desde sus primeros pasos como futbolista se fue moldeando con la característica propia de los santarrosinos, dominio de recursos técnicos, fortaleza física y firmeza moral. Manuel nos dice: “Recogimos mucho de la experiencia y los conocimientos de “Chileno”, pero por sobre todo nos inculcó una característica que nos identificaba: técnica, fuerza y espíritu de lucha”.
Con Mañuco crecimos en el barrio de Huallayco, ahí donde era cuna del Prado y del Tabaco, su padre don Manuel Espinoza Palomino había defendido al equipo de la franja, sin embargo él había recogido en su corazón el color rosado.
Luego de haber hecho sus aprestos en los calichines del Santa Rosa, militó un año en el Prado, en el equipo de reserva, luego volvería al año siguiente al club de sus amores en donde jugó desde el cincuenta y ocho hasta el setenta, año en que quiso cumplir la promesa a su padre y defendió un año al elenco leonciopradino, para retornar al Santa el setenta y dos hasta su retiro del fútbol.
Desde las divisiones menores Manuel lucía gran manejo de recursos técnicos, practicaba constamente el manejo de los dos pies, los remates de media distancia,  tiros libres, golpes de cabeza dentro del área, trabajo que realizaban con los demás integrantes del equipo, entre ellos Piqui Malpartida, César Mercado, Manuel Murga, Juan Cabrera. Siempre fue un convencido de que solamente la práctica constante podía permitir el dominio de las técnicas necesarias en el campo de juego, eso había internalizado en ellos Víctor Fernández Mazuelos.
Fue avanzando en ese dominio y aun juvenil debutó en la primera, no había cumplido dieciocho años cuando fue alineado al lado de los experimentados Walter Pérez y Tito Gonzales en la delantera, allí se fogueó con los bravos de ese tiempo, enfrentando a equipos que tenían gran fortaleza física en sus defensas como el Tarapacá donde estaba Tomás Rozales,  el Deportivo Municipal donde figuraba Yónel “Cachicahua” Martel y Nilo Figueroa, el León de Huánuco donde aparecía Augusto Texeira.  Fue madurando en su fútbol, contagiándose de la experiencia de los mayores. Ahí fue ubicando su espacio en el equipo, era un futbolista sumamente versátil, especialmente del medio campo para arriba. A veces de los tres cuartos de cancha como hombre de segunda puntada. Pero nunca dejó de ser un jugador importante en sus citas con la red, el manejo de los dos pies con fuerza y precisión técnica, así como el juego aéreo hicieron de él uno de los delanteros más importantes que tuvo nuestro fútbol durante los años sesenta. Tenía gran potencia y fortaleza física, manejaba los dos perfiles, conducía y dirigía el balón con precisión. El resume su fútbol en breves palabras: “Corría todo el campo. Creaba y culminaba”.
Mañuco recuerda con mucho afecto aquel único título que obtuvo con el Santa el año sesenta y dos. Evoca el equipo y desfilan por su memoria la figura de Augusto Cámara en el arco,  de “Corochano” Martínez,  Manuel Murga y Máximo Cortavarría en la defensa; el fotógrafo  Rodolfo Valdivia y César Mercado en el medio campo; “Piqui” Malpartida, Lucho Malpartida, Javier Fano, él y Juvicho Figueroa; alternaban con ellos ya marcando el retiro Walter Pérez y Tito Gonzales. Nos dice que “este título lo tuvieron que pelear con todo, porque era muy difícil campeonar, el León siempre fue un equipo muy influyente y con poder en la Liga”, recordó el campeonato del año sesenta. Sin embargo los duelos siempre fueron entre leones y santarrosinos.
Trae al recuerdo la forma como jugaba el Santa, la salida con Murga, Mercado y él, el alargue para el Piqui y el centro, eran con quienes mejor se comprendía nos refiere.
Era la época en que el amor a la camiseta superaba esquemas, había un extraordinario despliegue físico. “Tuvimos un error, nos preparábamos más para jugar con los equipos  fuertes, ahí venían a veces los traspiés con los equipos chicos”.
“Ese equipo del Santa del sesenta y seis fue extraordinario, ese fue un gran equipo que formo el Viejo Chileno, ese equipo estaba para hacer historia en el fútbol huanuqueño, pero ya sabemos cómo se tenía que jugar con el León. Al final fueron siete jugadores del Santa los que reforzaron a los cremas en la Copa Perú, ahí estaban Murga, Afico Follegatti, Choy, Fano, Pitin Sandoval y yo.”
Recuerda su paso por la Selección de Huánuco, desde el año sesenta y uno  hasta el  sesenta y seis, año en que se jugó la última versión de los campeonatos nacionales. Esta circunstancia le trae el recuerdo de aquel gol de antología que anotó en la valla de Universitario de Deportes, justamente ese año El equipo merengue había venido a Huánuco con lo mejor de su plantel, estaban  Burella en el arco, en la defensa Chumpitaz, Cuellar, José Fernández, Nicolás Fuentes, Zavala, Percy Rojas, Ríos, Percy Vilchez y se enfrentaron al seleccionado huanuqueño.
El Estadio Leoncio Prado colmado de espectadores. Al iniciarse el encuentro el equipo de casa estuvo a punto de anotar,  el poste salvó a Burella de un remate de Piqui Malpartida. El primer tiempo terminaría con el marcador en blanco, pero al iniciarse la fracción complementaria Percy Rojas se encargó de vencer la valla de Chávez. El partido se presentaba equilibrado, el conjunto huanuqueño se volcó sobre campo contrario. El ingreso de Mañuco fue vital para reforzar la ofensiva huanuqueña, que hizo pasar serios apuros al arquero visitante, que en dos oportunidades tuvo que esforzarse para sacar dos tiros con etiqueta de gol del Cholo Fano. La línea posterior merengue tuvo que emplear lo mejor de sus recursos para contrarrestar la delantera local. Hasta que el partido se aproximaba a su final. Un rechazo de Limber Ventura es tomado por José Luis en el medio campo, el servicio para Mañuco, alargue para Fano por la derecha, desborda llevándose a Cuellar y Fuentes, sacando un centro sobre el corazón del área a donde llegaba Mañuco, que con un salto espectacular entre Chumpitaz y José Fernández conecto un soberbio cabezazo de arriba hacia abajo que fue a morir en las redes del arco visitante.
La tribuna remeció con el grito de gol, el público invadió la cancha, rescataban a Mañuco de la red donde había concluido luego de su arremetida, se había decretado el empate y los jugadores huanuqueños en hombros, el árbitro dio por terminado el partido. Un desborde indescriptible de júbilo empezó a reinar en la ciudad, se hizo la fiesta en Huánuco, se había empatado al glorioso equipo de Universitario de Deportes. Había razón para el festejo, mientras que Mañuco era invitado al día siguiente a conversar con los directivos de la “U”.
 “La “U” me hizo la oferta para afiliarme pero en ese momento trabajaba en el Banco Agrario, me decidí por el trabajo que tenía en Huánuco, tenía que ver mí seguridad, aun cuando yo soy hincha crema y me hubiera gustado vestir su camiseta”.
Cuando se retiró del fútbol se integró a la tarea del arbitraje, habiendo sido uno de los primeros cuatro árbitros huanuqueños que arbitraron en la profesional junto con Penshe Belgrano, Julián Vásquez Jaramillo y Marcos Paredes. Luego ha brindado apoyo técnico a la Comisión de Reglas de Juego y Arbitraje. Ha seguido cursos para entrenador de fútbol y su aspiración es dirigir al Santa Rosa.
Es un convencido de que el jugador de fútbol huanuqueño es uno de los mejores del Perú, por eso es su anhelo de que nuestro fútbol alcance en el país el nivel de prestigio que le corresponde.
Fue sin lugar a dudas uno de los más importantes futbolistas de nuestro tiempo, símbolo rosado, líder en el campo de juego, crecimos en la amistad desde niños con sólidos vínculos raigales.






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