lunes, 6 de abril de 2015

COPA PERÚ 1993 - MARIANO SANTOS DE TINGO MARÍA EN LA FINAL



Ha terminado el partido y ni los mismos cusqueños del Gracilaso están convencidos de que han ganado al “Mariano Santos” de Tingo María, que venía de triunfar en tres encuentros seguidos, por un gol a cero a los chimbotanos del Unión Juventud, por tres a dos al C.N.I. y sorpresivamente, para los “especialistas”, por la mínima diferencia al Aurora de Arequipa y que a pesar de la derrota por dos a uno en el debut frente al Aurich-Cañaña, estaban a tiro de campeonato, de acuerdo a lo que pudiera suceder en el último encuentro entre characatos y huerequeques.
¿Pero no puede ser?, tantos años metido en esto del deporte, desde que era niño, de pronto la amargura de una derrota que la creo inexplicable. Con el triunfo podía aspirarse al primer lugar, con el empate la revalidación frente al Defensor Lima, penúltimo en el descentralizado.
Y me vuelvo a repetir, tantos años metido en esto y ahora resulta que no puedo comprender esto que de propósito o desconocimiento llaman “cosas del fútbol”, cuando no tenemos, no queremos o perdemos la capacidad de explicarnos el porqué de un resultado.
Si hasta hace menos de una semana apenas conocía el nombre de este elenco y es más, gran parte de ellos son de la “repre”, con la que no siempre simpatizamos y más bien recibimos en más de una oportunidad varazos y bombas lacrimógenas.
Este equipo no es el Alianza Oriental o Padre Abad de los años cincuentas, ni el Independiente o el Unión Naranjillo de los sesentas, ni el DUS o la UNAS de los setentas, no está el Dr. Muro, ni el goleador es Franco Torres ni el arquero es Bardales.
Pero es que este equipo venía en nombre de mi tierra. Tingo María también es Huánuco, aunque ellos se sientan más charapas y a nosotros nos digan shishacos, que en su léxico significa serrano.
Es que era  el nombre de Huánuco visto grande. La fecha pasada “Los Negritos” bailando en el Estadio Nacional, como para reventar cualquier pecho huanuqueño. ¿chauvinismo?.
Tengo cerca de mi un libro de Percy Pereira “La noche termina aquí”, se me pega el título de uno de los capítulos “Golpes al vacío”.
Hay cólera contenida en mí. ¿Cólera por la derrota? No. ¿Cólera por lo que pudo haber sido y ya no es para el equipo huanuqueño? No. ¿Cólera porque a través de lo que hacen ellos en un campo de fútbol yo también estoy ganando o le estamos ganando algo a Lima? No.  Pero sí es una oportunidad para reventar en sus tímpanos los nombres de nuestros pueblos.
Los triunfos anteriores los grité con el alma, quería que supieran que mi pueblo había ganado, eso, en el fondo, no es sino el deseo de que sepan que mi pueblo existe, a pesar de que soy consciente que un equipo de fútbol no es más que eso ...un equipo de fútbol. Pero éste no existiría si no existiera un pueblo, un barrio, un grupo de hombres que desde las cavernas pateaban de un lugar a otro el cráneo de los vencidos, hasta después llegar a un objeto redondo y en nuestros días a una sofisticada pelota hecha de material sintético, ahora no podemos hablar de “la de cuero”.
Ya están jugando Aurich y Aurora, el resultado importaba si ganaba o empataba el “Mariano Santos”, no me dan ganas de verlo. Pero debo saber perder, porque perder también es una circunstancia como la de ganar. Debo comprender que los cusqueños también tenían derecho a la victoria.
Pero en uno u otro caso es necesario analizar por qué ¿Qué pasó?. Veo correr en la pantalla jugadores vestidos de rojo y otros de aurinegro. Trato de encontrar la explicación al resultado del partido que perdimos y empiezo a formularme una serie de hipótesis.
El “Mariano Santos” ha llegado cansado, sumamente trajinado al partido.
Ha existido un exceso de confianza en los equipistas tingaleses al enfrentar a una oncena que no había ganado ni un solo partido, que sólo estaba con medio equipo titular y cuyo entrenador había abandonado la nave.
Ha habido exigencias económicas por parte de los equipistas, motivadas por estímulos externos.
Insatisfacción de las necesidades de los jugadores, aburguesamiento de éstos.
La lesión de Duffó a los pocos minutos del gol cusqueño –11’ del primer tiempo- fue determinante, teniendo en cuenta que tal vez era el hombre más importante de la conformación de la Bella Durmiente.
Todas estas cosas juntas o algunas de ellas.
Entran deseos de analizar cada uno de estos aspectos, porque todas estas situaciones y muchas otras más se dan en las finales y en el proceso de la “Copa Perú”, hay muchas ambiciones e intereses de por medio. Es necesario hacer el análisis con la tranquilidad que irá dejando el paso de los días, para ir obteniendo informaciones y sacando conclusiones, porque esto es muy importante para que el equipo rehaga su moral y no tropiecen con el último peldaño.
Este equipo dejó en el camino al A.D.T. en el interregional, en la regional superó a los elencos de Electro Perú, Defensor Huallaspanca de Junín, al Deportivo Milpo y Carlos Valdiviezo de Pasco, y de paso al San Cristóbal de Huánuco, que venía haciendo un buen fútbol bajo el comando del “Gato” Chacón, pero que al final las cosas se dilucidaron en el tradicional tercer tiempo de la Comisión de Justicia.
Y llega a su final esta “Copa Perú”, que entra en una nueva etapa de su historia, dejada de jugar desde 1986, y la ilusión fustrada de salir gritando la victoria no debe hacernos volcar amargura en el tintero, mas bien hacernos comprender algunas cosas, quizás la primera sea de que como periodistas tenemos el derecho de ser hinchas pero también  la obligación de ser imparciales. Eso significa que como tales no debemos divinizar los triunfos ni satanizar las derrotas, sencillamente debemos pisar firme el terreno que caminamos. Es necesario comprender que el fútbol es síntesis de vida, son noventa minutos en los que se pueden dar todas las viscitudes existenciales, puede suceder lo más impredecible, la lógica no tiene presencia, se hace más evidente el relativismo de la ética, de la apreciación objetiva de los acontecimientos que se dan de manera irreversible. En fin es la misma sociedad expresada en sus múltiples contradicciones, las que hay que entenderlas para explicarse los diversos fenómenos sociales, entre ellos el fútbol, cuyas acciones y resultados ya no tienen cambio, es imposible obliterar el curso del tiempo y los resultados ya no pueden modificarse, la historia es irrepetible, mientras tanto el balón como la tierra sigue rodando.
Por eso decimos que el equipo representativo de Huánuco cumplió, incluso más allá de sus posibilidades, si tenemos en cuenta lo que significa la final de la “Copa Perú”. Es la fase de transición al profesionalismo, al fútbol empresa, para que los  clubes se conviertan en Asociaciones Deportivas Profesionales. Y equipos como el Aurich-Cañaña y Aurora de Arequipa ya saben de estas cosas y están organizados de esta manera. Tienen los recursos humanos y materiales necesarios. Mientras que otros equipos como el nuestro vienen con su alma de amateurs aunque traigan algo de dinero y paguen jugadores, aun cuando existan personas, instituciones o empresas generosas que le brinden su apoyo, pero su organización, su proyecto sigue siendo tan aficionado, tan de corazón y sentimiento como cuando los jugadores pagaban por jugar.
Y aquí se juega con todo, lo sabemos perfectamente. “Mariano Santos” quedó tercero, pudo ser segundo, remotamente primero, hizo romper en las dos últimas fechas los silencios de las páginas de los diarios, reservadas para los equipos grandes de la capital, mejor dicho para las empresas de fútbol espectáculo y las ciudades ejes del centralismo costeño.






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