lunes, 6 de abril de 2015

LA TARDE FUE ROSADA Y EL GOL SE LLAMÓ CHUPETERO TORRES



Ya se jugaba el descentralizado de la “Copa Perú” de 1976, una especie de semifinal. El Santa Rosa de Huánuco y el A.D.T. de Tarma habían conseguido dejar en el camino al UNAS de Tingo María, Unión Deportivo Social de Oxapampa, Unión Minas de Atacocha y Deportivo Municipal de Huancayo.
Ahora la contienda era con equipos de mayor envergadura, muchos augures decían “hasta aquí no más”. Los rosados tendrían que enfrentarse nuevamente al A.D.T., donde figuraban “Coco” Ramírez hermano de “Cachito” traído del Boys, Gavidia otro de la profesional, así a mucha gente de oficio futbolistas. También enfrentarían al Sport Loreto que llevó de entrenador a Juan Valdivieso Padilla que en el año 1955 y en años anteriores dirigió a la selección peruana, al Alianza Lima y al Deportivo Municipal, habían también en sus filas muchos “charapas” victorianos y de otras latitudes. Y  también figuraba entre los cuatro el favorito Bata Sol, equipo engreído de la Federación y el más promocionado, la prensa limeña hacía mucho que anunciaba su presencia en la profesional.
Arrancamos con un empate a uno gol en Pucallpa, con el Sport Loreto, mientras que A.D.T. superaba al Bata Sol en Tarma por tres a uno.
Vino la segunda fecha, había que enfrentar al ganador celeste de la “Perla de los Andes”, que venía embalado, en la fase anterior ganamos un partido y empatamos otro.
Tarde del ocho de agosto, Huánuco con olor a fiesta de Puelles, a los 8’ el extremo izquierdo Gavidia pone en ventaja a los tarmeños, un zurdazo cruzado derrotó a Cisneros. Era un golpe duro, pero recién empezaba el partido, se confiaba en la recuperación del equipo, habíamos empatado de visitantes con los pucallpinos. Pero otra vez como para quebrar el alma, para hacer trizas la esperanza, a los 16’ Rojas ponía el dos a cero en una acción de contrataque cuando buscábamos el empate. Ahora sí, para muchos la suerte estaba echada, rostros de resignación y pesadumbre en las tribunas. En el fútbol como en la vida nada está dicho sino suena el pitazo final, en la cancha surge el señorío rosado, el maestrito Peli Arauco empieza a tocar pelota, triangula con Ñumi, arrancan los desbordes del “Cupetero” Torres y rota el frente de ataque con José Fernández, Remigio Quijano metiendo el pelotazo largo, “Huaquero” Diaz guapeando desde atrás y Cisneros gritando tranquilidad. Aparecía el Santa como el Carmelo de Valdelomar, “en medio del dolor de la caída” surgió la garra y con ella la técnica, la habilidad puesta al servicio de un trabajo táctico concebido antes. Surge en el campo la clase rosada, fusión de garra y técnica. Ahí está.

Llegan los 35’, se arranca por la derecha Luis “Chupetero” Torres, combinación con Peli, devolución de éste, se lleva a su marcador y cuando salía al achique el arquero Ayala sale el tiro fuerte y cruzado que infla las redes del arco norte del Modelo. El público reacciona, se daba el dos a uno y se sentía venir el empate.
Con ese marcador van a los camarines. Preocupación, marcha silenciosa y esperanzada de los locales, con Jorge Espinoza llamando a la tranquilidad. Milera, entrenador de Tarma, conturbado y enrojecido no se cansa de recriminar a su marcador de punta.
La tarde se vuelve rosada. El golazo de Peli Arauco
Cumplido el descanso sigue el asedio local, el Santa manda en el campo, pero los goles no llegan. El reloj marcha lento para los celestes de la visita y muy rápido para los de casa. Cinco, diez, quince, veinte minutos. Cisneros salva a su portería hasta en dos oportunidades de peligrosos contraataques. El arco tarmeño se defiende hasta con los parantes en dos ocasiones. Llega el minuto 24’, Peli Arauco sobre su campo la recibe de Ñumi Cardich, avanza raudo y sereno, maniobra sobre el círculo central poblado de adversarios y por ahí entra, no busca la salida por los costados ni el pase a un compañero, ahí se la juega entero, hace la del crack la más difícil, sobre la zona de nadie descuenta uno, dos, tres hombres y avanza con clase, sonriente y seguro, sobrio, lo persiguen los adversarios, Ayala abandona desesperadamente su arco y se encuentran en las proximidades del límite del área, Peli amaga hacia la izquierda y la toca suavemente al ras del suelo sobre el lado derecho, el balón con la felicidad de haber sido tratado con el pincel de un artista plácidamente va a reposar al fondo de las redes. El grito en las tribunas, los abrazos en el campo. El empate se había dado. ¡Basta maestro! alcanzó a decir el mismísimo Abelardo.
El gol se llama “Chupetero” Torres
Ya habíamos empatado, como estábamos jugando ganaríamos el partido, nos fuimos con todo, los tarmeños trataban de mantener el empate. Nosotros ¿Por qué? Y a los 32’ Remigio cambia de juego con una pelota al vacío, corre en diagonal el “Chupetero” Torres y el derechazo se hunde en los cáñamos del A.D.T. Ya habíamos volteado el partido. Ahora los tarmeños trataban de nivelar la situación. Arauco y Quijano, con Benancio ponen orden en el medio campo. La clase del “Pajarito” se impone sobre la rudeza y provocación, y es él quien a los 41’ le toca la pelota a “Chupetero” Torres, se lleva a dos jugadores, le sale el arquero, lo descuenta y el cuatro a dos llegaba. Ya no había nada que hacer.
El partido estaba virtualmente ganado. Pero el “Chupetero” Torres, ese chico grande del Pueblo Joven “Aparicio Pomares”,  quería cortar esa tarde oreja y rabo. No quiso saber con nadie, cogió una pelota de atrás, su desborde espectacular, con movimientos de cuerpo a la carrera al estilo Jarzinho, que era lo que le caracterizaba, se llevó a cuanto adversario le salió al paso y con una sonrisa grande fusiló al arquero. El quinto del Santa, el cuarto de él.
Empezamos a pensar que llegaríamos a la final. Los huanuqueños habíamos demostrado no sólo entusiasmo sino garra, calidad y clase. Habían trabajado en todos los niveles, los resultados deportivos son consecuencia del esfuerzo dirigencial, técnico, físico y económico. Y se había ganado y bien. Luego vendrían otros partidos. La temperatura emocional subiría, la expectativa se haría cada vez mayor.
Este Santa esta para grande.




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