lunes, 6 de abril de 2015

EL CAMPEONATO INFANTIL DE FÚTBOL EN TRUJILLO - Copa Vini Ball 1980



Se había jugado como siempre, en los meses de verano, el Mundialito de Fulbito y esta vez el equipo de Corea obtuvo el campeonato, pertenecía al barrio de Independencia Norte.

Pero esta vez el triunfador del torneo tuvo un premio excepcional, participar como representante de Huánuco en el torneo “Vini Ball” a realizarse en la ciudad de Trujillo, merced a una invitación especial de la firma, que dimensionó la importancia de este tradicional torneo huanuqueño.

El torneo era de fútbol. Naturalmente se pensó en un seleccionado, como así fue. Designado entrenador Aquiles Céspedes, quién hizo la correspondiente convocatoria a los jugadores, con los que se puso a trabajar previas las coordinaciones con los padres de familia.

Fue elegido Presidente de la Comisión Hernán Cavalié Echevarría, Tesorero Juan Izarra Blanco, quienes junto a los demás padres se entregaron a la tarea de agenciarse de recursos para financiar la participación de los menores.

Vimos su denodado esfuerzo, pidiendo apoyo a las firmas comerciales, el apoyo del público, la realización de actividades. En fin todo aquello que permitiera financiar el viaje y dotar de un uniforme que esté a la altura de un evento nacional.

Los entrenamientos se realizaban en el entonces Estadio Modelo. Había un entusiasmo especial en los chicos convocados, así como también tuvimos que contemplar la amargura de quienes no estaban en lista. Pero, lamentablemente, sabemos como son las reglas de juego.

Entre los integrantes del equipo estaban como arqueros Mory y Juan López; entre los defensas recuerdo a Milla que llegó a jugar por el Sport Boys, el León de Huánuco y el Deportivo Anda, así como al zaguero izquierdo Celim Izarra; en el medio campo me es nítida la figura de Róger Huerta, el caudillo del equipo; entre los delanteros Carlos Escalante, que llegó a militar en el León y el centro delantero Cavalié.

Llegados a Lima, jugamos en el  un partido amistoso con la representación arequipeña, a la cual ganamos, resultado que reporté a la sede del torneo a nuestro buen amigo y colega Elder Lázaro Villacorta, quién al día siguiente nos regaló una hermosa nota en el diario “El Satélite”.

A la verdad, conseguir el Estadio Nacional para jugar este partido, fue más fácil que obtener el permiso para los entrenamientos, por parte del INRED en Huánuco.

Fuimos recibidos en la mañana en Trujillo. Instalados, mas que pensar en descansar, nos pusimos a establecer los contactos necesarios relacionados con el certamen. Ahí estaba Elder con su proverbial gentileza, al igual que los demás miembros de la Comisión Organizadora.

El torneo fue inaugurado en el Mansiche, con la tribuna de occidente totalmente llena. Fue la mañana del 2 de agosto, la encargada de tomar el juramento de estilo fue María Esther Dulanto de Chumpitaz, esposa del “Gran Capitán”, que no pudo estar presente en este acto, delegando su representación.

Los participantes eran ocho, divididos en dos series. La serie “A” a jugarse en la “Capital de la Primavera” estaban Deportivo Faucett del Cusco, Club Corea de Huánuco, Juan Aurich de Chiclayo y Unión Trujillo representante local. Mientras que en la serie “B”, a librarse en Pacasmayo, figuraban Cachorros de Guadalupe, Juan el Bueno de Arequipa, San Ignacio de Piura y Universitario de Deportes, que venía con los pergaminos de ser campeón sudamericano en Brasil..

En la ceremonia se rindió homenaje a los colegas periodistas Samuel Cabrera Arqueros y Segundo Ortiz Bocanegra, quienes organizaron en Trujillo el año 1966 el Comité de Divisiones Inferiores.

Se rompieron los fuegos en el césped del Mansiche, con el partido que ganaron los cusqueños del Faucett al Juan Aurich de Chiclayo por tres goles a uno.

El partido estelar era el esperado por la afición. Las confrontaciones entre trujillanos y huanuqueños ya eran tradicionales desde la “Copa Perú” en la época de la Norte “B”, de ahí que nos sentíamos como en casa.

Un primer tiempo sumamente parejo. Los trujillanos vistiendo todo de blanco, mientras que los nuestros con celeste y vivos granate, tal cual el escudo de la ciudad. Entonces no había esa bandera transversal verde y crema, que no tiene ningún fundamento histórico ni heráldico para representar a nuestra ciudad. Mory lució en dos oportunidades y Cavalié en el ataque se convirtió en un serio peligro para los locales.

En la segunda fracción, los de la tierra de la marinera salieron a marcar en postas a nuestro foward para mantenerlo a raya, mientras ellos, que habían hecho modificaciones, llegaban con mayor peligrosidad a nuestro arco, Mory salvó dos ocasiones de gol; cuando parecía que el empate en blanco epilogaría la contienda, Rubén Malpartida derecha y con un remate cruzado llega al fondo de nuestra meta. Apenas el árbitro tuvo tiempo para ordenar la reiniciación del juego y dar por terminado el partido.

Estábamos sacando un resultado sin jugar especulativamente, de igual a igual con los locales, que se vieron sorprendidos por el ritmo que impusieron los nuestros. Se sintió la derrota sobre la hora, se había jugado un buen encuentro.

La segunda fecha se jugó al día siguiente. Nos tocó el primer encuentro con los huerequeques de Chiclayo.

Lanzados al ataque, buscando desde el pitazo inicial la victoria, los del Aurich sosteniendo la avalancha hasta el final del primer tiempo, que terminó en blanco.

En la segunda etapa, a pesar del empuje huanuqueño las cosas mejoraron para los rojos del norte, también empezaron a sacar lo suyo y a poner en apremio nuestra zona defensiva, luciéndose con la calidad de sus salidas el central Ricardo Milla, considerado al final como el mejor zaguero central del certamen. Hasta que llegó el minuto 12, un servicio en diagonal sobre el área fue tomado por Escalante en el lado derecho y desde el borde de la línea la puso al segundo palo, decretando la apertura del marcador.

Inmediatamente la reacción adversaria y Marcial Salazar, aprovecha una falla defensiva empatando el marcador. Pero la alegría duró poco. La consigna era ganar, el último hombre sobre el medio campo, Mory en el filo de su área grande. Céspedes al borde de la cancha gritando “todas para adentro”, ordenando patear de media distancia. Maniobra sobre el medio terreno, pelota para Cavalié, pica sobre el área, descuenta un hombre y cuando iba a evadir al segundo y ponerse a tiro de gol es barrido, el juez sanciona sin dubitaciones la pena máxima.Nosotros, Hernán, Juan Izarra, Pepe Lozano, izcuchaquino residente en Trujillo, nos mirábamos, como preguntándonos que pasaría en el tiro. El señ.or de negro colocó el balón en el punto de penal, Huerta con mucha tranquilidad ingresó al área para la ejecución. Silencio en el Mansiche, agazapado el arquerito, Huerta mira a la tribuna risueño, como dedicando el toro. Silbato del juez, dos pasos, remate fuerte de derecha, a media altura, junto al palo, hace brotar del fondo de nuestros pechos el grito de gol.

Los últimos minutos fueron duros. Se jugó de igual a igual, con gran intensidad. Ellos por el empate, los nuestros por aumentar la cuenta, el público premio a los equipos con su generoso aplauso, al final de la contienda.

Se entraba a la última fecha clasificatoria, 4 de agosto. Un triunfo nuestro sobre el Cusco nos pondría en la semifinal, pero jugaba la diferencia de goles en caso de igualdad de puntaje. Cusco estaba en ventaja sobre los locales si ganaba. Nosotros esperábamos que soplara el “Ciclón del Norte”.

Arrancamos la jornada frente a los de la “Ciudad Imperial”. Fue el mejor partido que jugó la representación huanuqueña, hasta el momento los naranjas se habían mostrado como el mejor de la serie.

El equipo se paró bien en la cancha, los cusqueños se vieron sorprendidos. Los presionamos desde el comienzo. Aquí surgió la figura de Róger Huerta, su liderazgo, su voz, su temperamento, estaba en toda la cancha, haciendo un despliegue de energía extraordinario. Se ganó al público y a la crítica trujillana, que lo calificó como el mejor de la fecha y al final del torneo como el mejor en su puesto. Sin duda, su pequeña figura se agigantó y fue un leoncito en el Mansiche. No sabemos en que parte del camino se quedó.

El primer tiempo terminó a cero goles. En el segundo, partido jugado de igual a igual, hasta que una pelota jugada por Milla, se va Huerta por el centro, hace una pared y  antes de pisar el área, resuelto saca un remate de derecha que va a hundirse por el ángulo alto, un golazo.

Pero había que pensar en hacer más goles, los buscaron hasta el final y no llegaron. Hasta el momento no se sabía quienes se clasificaban, había que ver el segundo partido.

Los trujillanos salieron nerviosos frente a sus vecinos los chiclayanos, terminando en blanco el primer tiempo, este resultado nos clasificaba. En la fase complementaría, cuando parecía que las cosas se repetirían no fue así, cuando faltaban diez para terminar la brega los locales abrieron la cuenta y rápidamente completaron tres tantos.

De esta manera por diferencia de goles clasificaron primero Trujillo, segundo Cusco, tercero Huánuco; dejando el cuarto puesto a Chiclayo.

En Pacasmayo, se habían clasificado Universitario de Deportes y Cachorros de Guadalupe.

En la semifinal los guadalupanos eliminaron a los favoritos de Universitario de Deportes, mientras los trujillanos vencían por la mínima diferencia a los cusqueños.

En el partido final, los trujillanos golearon por tres a cero a los Cachorros, mientras que el tercer lugar era para los cremas que vencieron por uno a cero a la oncena del Cusco.

Nosotros, en la tribuna, con los chicos, pensábamos que pudimos llegar a más. Pero es necesario decir que cumplieron, estuvieron al nivel de sus adversarios y en muchos momentos los superaron . Dejaron no sólo la muestra de un fútbol hábil, sino sobre todo aguerrido, lleno de vergüenza deportiva. Jugaron con corrección  y podemos decir con satisfacción, sino ganamos el título, ganamos el corazón de la afición y la crítica trujillana.

Nos dijo Chumpitaz en la reunión de clausura en el Club Libertad “me han impresionado mucho la entrega de los huanuqueñitos, sobre todo del que hizo el gol”, se refería a Huerta.

Así, los infantiles culminaron esta jornada que ellos nunca olvidarán, tampoco nosotros, porque esos niños hicieron brillar el nombre de Huánuco en el verde tapiz del Mansiche.
















1 comentario:

  1. recordar es volver a vivir,cada parrafo leido proyectaron en mi memoria momentos felices del pasado que refrescan mi presente.Gracias Sr Edmundo por ser parte de su historia y ud. de las nuestras.A los amigos de siempre un fuerte abrazo.Celim

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