Se había jugado como siempre, en los meses
de verano, el Mundialito de Fulbito y esta vez el equipo de Corea obtuvo el
campeonato, pertenecía al barrio de Independencia Norte.
Pero esta vez el
triunfador del torneo tuvo un premio excepcional, participar como representante
de Huánuco en el torneo “Vini Ball” a
realizarse en la ciudad de Trujillo, merced a una invitación especial de la
firma, que dimensionó la importancia de este tradicional torneo huanuqueño.
El torneo
era de fútbol. Naturalmente se pensó en un seleccionado, como así fue.
Designado entrenador Aquiles Céspedes, quién hizo la correspondiente
convocatoria a los jugadores, con los que se puso a trabajar previas las coordinaciones
con los padres de familia.
Fue
elegido Presidente de la Comisión Hernán Cavalié Echevarría, Tesorero Juan
Izarra Blanco, quienes junto a los demás padres se entregaron a la tarea de
agenciarse de recursos para financiar la participación de los menores.
Vimos su
denodado esfuerzo, pidiendo apoyo a las firmas comerciales, el apoyo del
público, la realización de actividades. En fin todo aquello que permitiera
financiar el viaje y dotar de un uniforme que esté a la altura de un evento
nacional.
Los
entrenamientos se realizaban en el entonces Estadio Modelo. Había un entusiasmo
especial en los chicos convocados, así como también tuvimos que contemplar la
amargura de quienes no estaban en lista. Pero, lamentablemente, sabemos como
son las reglas de juego.
Entre los
integrantes del equipo estaban como arqueros Mory y Juan López; entre los
defensas recuerdo a Milla que llegó a jugar por el Sport Boys, el León de
Huánuco y el Deportivo Anda, así como al zaguero izquierdo Celim Izarra; en el
medio campo me es nítida la figura de Róger Huerta, el caudillo del equipo;
entre los delanteros Carlos Escalante, que llegó a militar en el León y el
centro delantero Cavalié.
Llegados a
Lima, jugamos en el un partido amistoso
con la representación arequipeña, a la cual ganamos, resultado que reporté a la
sede del torneo a nuestro buen amigo y colega Elder Lázaro Villacorta, quién al
día siguiente nos regaló una hermosa nota en el diario “El Satélite”.
A la
verdad, conseguir el Estadio Nacional para jugar este partido, fue más fácil
que obtener el permiso para los entrenamientos, por parte del INRED en Huánuco.
Fuimos
recibidos en la mañana en Trujillo. Instalados, mas que pensar en descansar,
nos pusimos a establecer los contactos necesarios relacionados con el certamen.
Ahí estaba Elder con su proverbial gentileza, al igual que los demás miembros
de la Comisión Organizadora.
El torneo
fue inaugurado en el Mansiche, con la tribuna de occidente totalmente llena.
Fue la mañana del 2 de agosto, la encargada de tomar el juramento de estilo fue
María Esther Dulanto de Chumpitaz, esposa del “Gran Capitán”, que no pudo estar presente en este acto, delegando
su representación.
Los
participantes eran ocho, divididos en dos series. La serie “A” a jugarse en la “Capital de la Primavera” estaban
Deportivo Faucett del Cusco, Club Corea de Huánuco, Juan Aurich de Chiclayo y
Unión Trujillo representante local. Mientras que en la serie “B”, a librarse en
Pacasmayo, figuraban Cachorros de Guadalupe, Juan el Bueno de Arequipa, San
Ignacio de Piura y Universitario de Deportes, que venía con los pergaminos de
ser campeón sudamericano en Brasil..
En la
ceremonia se rindió homenaje a los colegas periodistas Samuel Cabrera Arqueros
y Segundo Ortiz Bocanegra, quienes organizaron en Trujillo el año 1966 el
Comité de Divisiones Inferiores.
Se
rompieron los fuegos en el césped del Mansiche, con el partido que ganaron los
cusqueños del Faucett al Juan Aurich de Chiclayo por tres goles a uno.
El partido
estelar era el esperado por la afición. Las confrontaciones entre trujillanos y
huanuqueños ya eran tradicionales desde la “Copa
Perú” en la época de la Norte “B”, de ahí que nos sentíamos como en casa.
Un primer
tiempo sumamente parejo. Los trujillanos vistiendo todo de blanco, mientras que
los nuestros con celeste y vivos granate, tal cual el escudo de la ciudad.
Entonces no había esa bandera transversal verde y crema, que no tiene ningún
fundamento histórico ni heráldico para representar a nuestra ciudad. Mory lució
en dos oportunidades y Cavalié en el ataque se convirtió en un serio peligro
para los locales.
En la
segunda fracción, los de la tierra de la marinera salieron a marcar en postas a
nuestro foward para mantenerlo a raya, mientras ellos, que habían hecho
modificaciones, llegaban con mayor peligrosidad a nuestro arco, Mory salvó dos
ocasiones de gol; cuando parecía que el empate en blanco epilogaría la
contienda, Rubén Malpartida derecha y con un remate cruzado llega al fondo de
nuestra meta. Apenas el árbitro tuvo tiempo para ordenar la reiniciación del
juego y dar por terminado el partido.
Estábamos
sacando un resultado sin jugar especulativamente, de igual a igual con los
locales, que se vieron sorprendidos por el ritmo que impusieron los nuestros.
Se sintió la derrota sobre la hora, se había jugado un buen encuentro.
La segunda
fecha se jugó al día siguiente. Nos tocó el primer encuentro con los
huerequeques de Chiclayo.
Lanzados
al ataque, buscando desde el pitazo inicial la victoria, los del Aurich
sosteniendo la avalancha hasta el final del primer tiempo, que terminó en
blanco.
En la
segunda etapa, a pesar del empuje huanuqueño las cosas mejoraron para los rojos
del norte, también empezaron a sacar lo suyo y a poner en apremio nuestra zona
defensiva, luciéndose con la calidad de sus salidas el central Ricardo Milla,
considerado al final como el mejor zaguero central del certamen. Hasta que
llegó el minuto 12, un servicio en diagonal sobre el área fue tomado por
Escalante en el lado derecho y desde el borde de la línea la puso al segundo
palo, decretando la apertura del marcador.
Inmediatamente
la reacción adversaria y Marcial Salazar, aprovecha una falla defensiva
empatando el marcador. Pero la alegría duró poco. La consigna era ganar, el
último hombre sobre el medio campo, Mory en el filo de su área grande. Céspedes
al borde de la cancha gritando “todas
para adentro”, ordenando patear de media distancia. Maniobra sobre el medio
terreno, pelota para Cavalié, pica sobre el área, descuenta un hombre y cuando
iba a evadir al segundo y ponerse a tiro de gol es barrido, el juez sanciona
sin dubitaciones la pena máxima.Nosotros, Hernán, Juan Izarra, Pepe Lozano,
izcuchaquino residente en Trujillo, nos mirábamos, como preguntándonos que
pasaría en el tiro. El señ.or de negro colocó el balón en el punto de penal,
Huerta con mucha tranquilidad ingresó al área para la ejecución. Silencio en el
Mansiche, agazapado el arquerito, Huerta mira a la tribuna risueño, como
dedicando el toro. Silbato del juez, dos pasos, remate fuerte de derecha, a
media altura, junto al palo, hace brotar del fondo de nuestros pechos el grito
de gol.
Los
últimos minutos fueron duros. Se jugó de igual a igual, con gran intensidad.
Ellos por el empate, los nuestros por aumentar la cuenta, el público premio a
los equipos con su generoso aplauso, al final de la contienda.
Se entraba
a la última fecha clasificatoria, 4 de agosto. Un triunfo nuestro sobre el
Cusco nos pondría en la semifinal, pero jugaba la diferencia de goles en caso
de igualdad de puntaje. Cusco estaba en ventaja sobre los locales si ganaba.
Nosotros esperábamos que soplara el “Ciclón
del Norte”.
Arrancamos
la jornada frente a los de la “Ciudad
Imperial”. Fue el mejor partido que jugó la representación huanuqueña,
hasta el momento los naranjas se habían mostrado como el mejor de la serie.
El equipo
se paró bien en la cancha, los cusqueños se vieron sorprendidos. Los
presionamos desde el comienzo. Aquí surgió la figura de Róger Huerta, su
liderazgo, su voz, su temperamento, estaba en toda la cancha, haciendo un
despliegue de energía extraordinario. Se ganó al público y a la crítica
trujillana, que lo calificó como el mejor de la fecha y al final del torneo
como el mejor en su puesto. Sin duda, su pequeña figura se agigantó y fue un
leoncito en el Mansiche. No sabemos en que parte del camino se quedó.
El primer
tiempo terminó a cero goles. En el segundo, partido jugado de igual a igual,
hasta que una pelota jugada por Milla, se va Huerta por el centro, hace una
pared y antes de pisar el área, resuelto
saca un remate de derecha que va a hundirse por el ángulo alto, un golazo.
Pero había
que pensar en hacer más goles, los buscaron hasta el final y no llegaron. Hasta
el momento no se sabía quienes se clasificaban, había que ver el segundo
partido.
Los trujillanos
salieron nerviosos frente a sus vecinos los chiclayanos, terminando en blanco
el primer tiempo, este resultado nos clasificaba. En la fase complementaría,
cuando parecía que las cosas se repetirían no fue así, cuando faltaban diez
para terminar la brega los locales abrieron la cuenta y rápidamente completaron
tres tantos.
De esta
manera por diferencia de goles clasificaron primero Trujillo, segundo Cusco,
tercero Huánuco; dejando el cuarto puesto a Chiclayo.
En
Pacasmayo, se habían clasificado Universitario de Deportes y Cachorros de
Guadalupe.
En la
semifinal los guadalupanos eliminaron a los favoritos de Universitario de
Deportes, mientras los trujillanos vencían por la mínima diferencia a los
cusqueños.
En el
partido final, los trujillanos golearon por tres a cero a los Cachorros,
mientras que el tercer lugar era para los cremas que vencieron por uno a cero a
la oncena del Cusco.
Nosotros,
en la tribuna, con los chicos, pensábamos que pudimos llegar a más. Pero es
necesario decir que cumplieron, estuvieron al nivel de sus adversarios y en
muchos momentos los superaron . Dejaron no sólo la muestra de un fútbol hábil,
sino sobre todo aguerrido, lleno de vergüenza deportiva. Jugaron con
corrección y podemos decir con
satisfacción, sino ganamos el título, ganamos el corazón de la afición y la
crítica trujillana.
Nos dijo
Chumpitaz en la reunión de clausura en el Club Libertad “me han impresionado mucho la entrega de los huanuqueñitos, sobre todo
del que hizo el gol”, se refería a Huerta.
Así, los
infantiles culminaron esta jornada que ellos nunca olvidarán, tampoco nosotros,
porque esos niños hicieron brillar el nombre de Huánuco en el verde tapiz del
Mansiche.
recordar es volver a vivir,cada parrafo leido proyectaron en mi memoria momentos felices del pasado que refrescan mi presente.Gracias Sr Edmundo por ser parte de su historia y ud. de las nuestras.A los amigos de siempre un fuerte abrazo.Celim
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