lunes, 6 de abril de 2015

LOS DE MÉJICO 70 Y EL PERÚ EN LOS MUNDIALES DE FÚTBOL



Y ayer vimos, nuevamente vestidos de corto, con diferente apariencia a muchos de los cracks triunfadores de la Bombonera. Vimos al público de su generación que buscaba reencontrarse con ellos; los de una edad intermedia a analizar sus acciones dentro del terreno de juego, para tratar de rescatar de sus intervenciones aquellas que el tiempo no les ha podido quitar; y los más pequeños, tras el autógrafo y la fotografía.

Los mismos ídolos, agrupados por la leyenda. Hicieron cosas. Un “chumpigolazo”, una descolgada y un plangeón de Rubiños, una palomita del “Chito” La Torre, una barrida de Eloy Campos, una salida de Nico Fuentes después de hacer la “cuchara” en el quite, tres o cuatro metidas de pelota de Roberto Challe, dos jugadas espectaculares de Cubillas una que culminó en gol y otra que no fue, quiso cortar orejas y rabo y al descontar al arquero se quedó sin ángulo. Y el público ingresó a abrazarlo y a abrazar a todos porque ahí terminó el partido. Gente que decía que Bebeto ni Romario. Y salieron, se fueron en olor de multitud delirante, Chumpi con su sencillez embravecida en el campo de juego,Cubillas con su sonrisa de niño grande, Challe con su mirada de zorro avieso, Nico con su humildad escondiéndose del aplauso, cada uno con lo suyo.

No hay duda que esta selección ya es legendaria, dijo alguien. Se metió en el corazón del pueblo porque por primera vez se logró una clasificación en el campo de juego, pero a la vez por la calidad y humanidad de quienes la conformaban. El treinta fuimos invitados al primer mundial realizado en Uruguay, perdimos por uno a cero en la inauguración del Estadio “Centenario”, con el famoso “medio gol” que le hizo el uruguayo Castro a Pardón. El treinta y cuatro y el treinta y ocho no participamos, a pesar que teníamos un equipo de calidad, lo habíamos demostrado en Berlín. En el cincuenta por estar en la serie eliminatoria Ecuador, se desistió de la participación por razones políticas. En el cincuenta y cuatro no se registró la participación a tiempo y no intervenimos. En el cincuenta y ocho nos tocó eliminarnos con Brasil, empatamos en Lima con gol de Terry y perdimos en el Maracaná con gol de Didí, donde Asca fue calificado como el “melhoir goleiro do mundo” por un titular brasileño. En el sesenta y dos nos sacó de carrera Colombia, derrota en Bogotá por uno a cero y empate en Lima con gol de penal del “Chino” Faustino Delgado. En el sesenta y seis Uruguay nos elimina, ganaron  en Lima por uno a cero con gol de Urruzmendi, en el Centenario nos vencieron 4 a 2 pese a la gran actuación cumplida por Rodolfo Bazán en el arco peruano.

Para el setenta una nueva generación de futbolistas. Pero con ella se trabajó en serio, se preparó el equipo con meses de anticipación, se jugaron 52 partidos previos en el Estadio Nacional y también fuera. Se fueron integrando las potencialidades humanas y técnicas de los jugadores, para que estos fueran verdaderos equipistas, constituyeran un todo para lograr un objetivo.

Junto a ella la afición estuvo cerca, porque se buscó que aproximar al aficionado, no alejarlo. Surgía la televisión, los otros medios también podían  estar más próximos, jugadores e hinchas estaban identificados.

Y ellos lograron lo que parecía imposible, lo que conmocionó al escenario futbolístico mundial, aun cuando hasta ese entonces Argentina no había obtenido un título mundial los albicelestes lucían esplendorosos pergaminos. Con aporte de los “oriundi”, argentinos nacionalizados italianos, Italia fue campeón en 1934 y 1938, futbolistas de la talla de D’Stéfano, Sivori, Pedernera   eran admirados a nivel global, lucían como hasta ahora el mayor número de títulos sudamericanos, ya Estudiantes de La Plata había sido Campeón Mundial Interclubs, toda una tradición legendaria del palmarés futbolístico los convertía en una atracción para la final del mundial, pero quedó en el camino y el que se clasificó fue Perú.

Se recuerda, se podrá decir que sacamos viviendo de los recuerdos. Pero no sólo recordar es volver a vivir porque cuando el recuerdo va unido al análisis del contexto de la realidad en que se dio un hecho como éste, recordar es hacer historia. Y la historia es necesaria para superar los errores y perfeccionar los aciertos. Sopesar el momento que se vivió, como se dirigió la selección, cuan cercana estuvo a la circunstancia política de la hora.

Lo importante es que al pensar en el futuro se extraigan las experiencias de lo que se logró en Méjico 70, lo acontecido en Argentina 78 y en España 82, y lo que viene sucediendo hasta ahora, cuando han pasado más de veinte años y no hemos vuelto a la final del torneo mundial de fútbol, las personas menores de treinta años no tienen el recuerdo de la participación de un equipo peruano en este evento.

Entonces, cuando con conciencia y honestidad se proyecte y realice un trabajo que busque superar al de Méjico 70, dejando mezquindades e intereses de grupo y sintiendo con sinceridad al  país, podremos pensar en nuevos logros, no para olvidarnos de esa clasificación, sino para tenerla como una conquista que marcó época y como tal tiene un merecido lugar en los hechos importantes de nuestra historia deportiva.










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