domingo, 5 de abril de 2015

ENTRE LOS ASES SUPO TRIUNFAR - Juan Perrys ganador de la Lima-Paracas-Lima



1952, agosto, mes de aniversario de nuestra tierra, estaba  programada la carrera Lima-Paracas-Lima, denominada “Prueba de Alta Velocidad Generalísimo José de San Martín”.
Venía de rugir en el “Premio Presidente de la República” el 1 de mayo, en la ruta Lima-Chiclayo-Lima, en la que entró segundo en dura lucha con Arnaldo Alvarado.
Esta iba a ser su quinta competencia. Decidió su participación y veinte días antes empezó la preparación de su carro, en la factoría A y M Miloslavic, que estaba ubicada en la cuadra diez del jirón Veintiocho de Julio. Ahí junto con Factor López empezaron a hacer sus trabajos de acondicionamiento al Ford modelo 1939 de siempre, carro que tenía estabilidad adaptada de modelo 1948. Pusieron en juego todos sus conocimientos y experiencias de mecánicos, además del bagaje de rutero que lucía Juan Perrys con orgullo.
El 8 de agosto se apersonó a las oficinas del Automóvil Club Peruano, constituyéndose en el primer inscrito en la prueba, al salir responde una interrogación periodística: “Si he de correr para que esperar el último momento...”.
Al cierre de las inscripciones había treinta y uno coches registrados, diecisiete en fuerza libre y catorce en standard, En la primera además de Juan Perrys figuraban “Chachi” Dibós, Arnaldo Alvarado, Lizardo de las Casas, Román Balta, Henry Bradley Bartett, “Chachi” Dibós declara antes de la competencia “... va a ser una prueba de gran velocidad, el que corre a menos de 130 por hora no gana”.
El 20 de agosto en la línea de partida para cubrir la primera etapa de 267 Kms. hasta Paracas, pasando por los puntos de Chorrillos, Pucusana, Chilca, Mala, Cañete, Chincha, Pisco hasta llegar a la histórica bahía.
Huánuco estaba pendiente de la participación de su bravo representante, siguiendo las incidencias a través de Radio “Colonial”, en la voz de Humberto Martínez Morosini, que acababa de ser incorporado al plantel que dirigía Juan Sedó, del que formaban parte también Eduardo Mecklenburg y Eduardo San Román.
La pugna por el primer lugar se dio desde la salida, a los 5 Kms. Perrys pasó a Arnaldo, en el Km. 40 a Dibós, en el Km. 90 Arnaldo recuperó la punta, fue entonces cuando emergió la lucha denodada del huanuqueño por recuperarla y arribó a Paracas librando un duelo rueda a rueda con Alvarado y Bradley.
El ganador de la primera etapa fue Alvarado con 2 horas 4’ 12”, segundo Henry Bradley con 2 horas 05’ 8”, tercero Juan Perrys con 2 horas  5’ 52” y cuarto Eduardo “Chachi” Dibós con 2 horas 13’ 4”. Perrys estaba a 1’ 42” del puntero.
De retorno la lucha continuó, Entre Cañete y Chincha, en un lugar denominado Burro Salado el carro de Perrys saltó más de cinco metros saliendo de la pista, recuperado del trance siguió en carrera forzando en dura lucha a Alvarado, que fundió motor en Mala.
En Chilca un señor Gonzales le facilitó tres galones de gasolina, con lo que pudo llegar a Lurín y abastecerse para continuar en competencia, en la que por momentos llegó a pisar a “ciento ochenta kilómetros a la hora”.
Ya en la línea de llegada se esperaban a los primeros coches, por la narración del último paso se sabía que Perrys venía adelante, en Huánuco se empezaba a vivir una emoción indescriptible, desde el treinta y seis no sabíamos de una victoria de significación nacional y la nueva generación no había vivido ninguna.
Cuando al promediar el mediodía le bajaron a Perrys la bandera a cuadros, empezó un desborde de alegría popular en nuestra ciudad. Huánuco ocupaba el primer lugar, que venía luchando el “Cholo” con pasión y tenacidad, seguro de su calidad deseaba brindarle una victoria a su tierra.
Perrys registró en la segunda etapa 2 horas 9’ 28”, el segundo Juno Mannarelli 2 horas 12’ 38”; con lo que acumularon en la general Perrys  4 horas 15’, Mannarelli 4 horas 48”, Otto Zoeger 4 horas 34’.
Mientras nuestra ciudad vibraba de alegría en el diario “La Crónica” del día siguiente, aparecía el siguiente comentario:
“Juan Perrys ha sabido al fin de la satisfacción de sentirse vencedor. Fue el primero. Satisface el triunfo de este muchacho. Satisface porque es de los que arriesgan, es de los que corren buscando el triunfo, con el pie pegado a la tabla. Si no se ha producido más alto promedio, es sencillamente porque su máquina no da para más. Pero si a su reclamo la velocidad hubiera aumentado Juan Perrys el “León de Huánuco”, seguramente hubiera producido algo mejor que aquél 125 Kms por hora. Ha corrido ayer a lo que daba la máquina y con inteligencia”.
Orgulloso de su tierra, cuyo nombre lució en su carro desde la primera participación, declaraba a la prensa limeña: “Soy de Huánuco, tengo 35 años. Con esta son cinco carreras que he hecho. Intervine en 1946 en el circuito de Atocongo y cogí el quinto puesto. Luego repetí la prueba de las 500 millas en el mismo escenario y volví a salir quinto. Más tarde en mi primera ruta Aguas Verdes-Lima llegué sexto, pero de Chiclayo-Lima llegué segundo. Ahora avancé he sido el primero”.
Aquí el “León de Huánuco” empezó a entrar en la leyenda. Ya estaba en el corazón de sus amigos y compañeros de la difícil ruta Lima-Huánuco-Pucallpa. Su participación en las pruebas nacionales de automovilismo era la expresión emotiva de la presencia de nuestro pueblo, que conforme transcurrían iban teniendo mayor significación por la calidad que demostraba. Hasta que llegó ese día en que fue primero y ese día todos fueron primeros.
A su retorno una caravana de carros, el pueblo en camiones fue a darle la bienvenida hasta San Rafael donde lo esperaron y desde ahí, de vehículo en vehículo hasta llegar a Huánuco, donde él y su copiloto Factor López fueron ingresados en hombros del pueblo desde el puente de Tingo hasta la Plaza de Armas.
Hubo recepción oficial, las autoridades se pusieron en primera línea. En la noche castillo de fuegos artificiales, derroche general, Huánuco vivía una de sus más grandes alegrías, que la había dado el valor y capacidad de alguien que llevaba como emblema el demostrar la calidad del hombre de esta tierra.
Después de ésta seguirían muchas competencias más, en todas ellas demostró su calidad reconocida internacionalmente, que lo llevó a estar considerado como uno de los mejores volantes peruanos de todos los tiempos, perteneciente a la época legendaria.
 El triunfo de esa oportunidad, produjo una eclosión popular que los que la vivieron no deben haberla olvidado nunca, porque así me lo relataron, como me lo relató también el “Cholo” Juan.
Nosotros nos integramos a aquellas horas de júbilo sincero, con una expresión plena de identidad huanuqueñista, sintiendo el bordón del banyo de Víctor Gonzales Carazas el “Plebeyo” y entonando los versos del valse:
Que viva, que viva Juan Perrys
Juan Perrys fue un gran campeón,
con su copiloto Factor López
de Lima Paracas Lima
entre los ases supo triunfar.



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