domingo, 5 de abril de 2015

CAMPEONATO NACIONAL DE 1946 - Walter Pérez "La sombra de los limeños"


Era un vendaval de disparos. Balones que iban arriba, había que elevarse y sacarla con los dedos o con la palma de la mano cuando era necesario. Remates abajo,  arrojarse a rastrón y buscarla en uno de los rincones del arco. El asunto era que no debería pasar una más. Ya muy temprano, antes de los diez minutos de iniciado el partido, a su compañero de puesto, los limeños lo habían vencido tres veces.
A mí no hacen ninguna decía el “Cholo”, con el entusiasmo de sus diecinueve setiembres. Y el equipo se fue para adelante, a buscar que descontar el marcador.
-Vamos Cruz, rompe “Pañaco” (David Rodríguez) gritaba a su pareja de backs.
Desde su cabaña contempla como Chussing centra desde la derecha y el remate de Tomás Rozales es detenido con dificultad por Hubby.
Así, dominando Huánuco y con tres goles en contra, termina la primera etapa.
Hay confianza, a pesar del marcador, en el rostro de los muchachos huanuqueños. Un grupo de hinchas huanuqueños rodean a Walter en su ruta hacia los vestuarios del Estadio Bellavista del Callao.
Sigue la tarde del veinte de octubre. A mí no me las hacían. Por Dios que no. ¿Qué habrá pensado el entrenador que no confió en mi ‘ , monologaba mientras se hacía la promesa de seguirse jugando entero.
José Cáriga –halve derecho- mostrando la dureza de su rostro espera sentado en un rincón del camerino el inicio de la segunda etapa. El “Gallo” Villar, otro de los volantes que acompañaban a Severo Berrospi en el mediocampo, alienta a los delanteros, conversa con Pujais  y “Chapla” Doria.
Vuelven al terreno, el primero en salir es “Sampacho” Caldas que ingresa por Ernesto Cornejo, al igual que Guido Ronquillo por Rozales.
Los huanuqueños en el campo. El último en salir es el guardaredes. Corean su nombre. Levanta la diestra y baja el rostro. Se santigua. Mira el campo, aprecia paradójicamente cortos e inmensos los cuarenta y cinco minutos restantes.
Tengo que taparlas todas, musitaba. Preguntándose si alcanzaría el tiempo para empatar.
Se arranca Lima con todo y “Chicha” Morales, ganador de  grandes jornadas con la selección nacional, la para de pecho, gira y saca su característico zurdazo, un nudo en la garganta. Las tribunas callan, mientras el golero huanuqueño cruza el arco en un plangeón y el balón que se pierde dando piques en tiro de esquina. Se ahogó el grito de gol en la ansiedad capitalina, mientras la pequeña pero corajuda barra huanuqueña estalla en un ¡buena “Cholo” ¡
-Esta tarde es mía. “Negro” le dice a Cruz, no sueltes al nueve. Baja “Gallo” ayuda atrás, le grita a Villar.
Viene el corner, casi al punto de penal, se decide por la salida y revienta el balón con golpe de puño hasta medio campo, donde la recibe Augusto Doria para arrancarse sobre el arco contrario.
Pasó el susto, otro ataque limeño, remate desde la derecha y nuevamente, cuando parecía que el balón acariciaría la red, la mano del “Cholo” haciendo la imposible, eso que sólo pueden hacer los cracks, los señores del arco. Había dado un paso adelante antes del remate para cerrar el ángulo, el delantero cazurro lo vio adelantado y lanzó el disparo al segundo palo y hasta ahí llegó con mano cambiada.
En ese ir y venir de pelotas, de balones que no llegaban a ingresar, una corrida de Guido Ronquillo por la derecha, sirve a Doria y éste a Pujais que ingresaba por el centro, avanza unos pasos, cubren su avance, sale por la derecha, mide al internacional Hubby que abandonaba su pórtico y con un remate rasante y fuerte, pegado al poste, anida el balón en la red, para arrancar de su ronca garganta su grito de ¡gol carajo!, mientras Walter subido hasta su medio campo arenga
-¡Buena gordo, al empate ¡
¿Cuántos minutos irán?- Se preguntaba  el “Cholo”, mientras  continuaba batiéndose en el arco.  El tiempo transcurría lento para los locales pero marchaba aceleradamente para los visitantes, hasta en eso el fútbol refleja el drama de la vida: la angustia larga, la esperanza breve.
Huánuco con todo sobre territorio limeño de vuelta los limeños sobre el arco huanuqueño, rematando de todo ángulo y Walter atajando todas. Entra Morales solo frente a él, se arroja arrebatándole el balón de los pies, sigue en carrera el delantero local y lo lesiona.
Se detiene el juego, el golpe es serio. – Mi pierna – le indica a Juanito Delgado, el popular “Rompehuesos”, kinesiólogo oficial de la Federación.
Otra vez el ataque del equipo de Lima respondiendo eficiente el arco de Huánuco.
Va a terminar el partido, el público reclama más goles al equipo de casa. Los huanuqueños no se resignan ni en el campo ni en las tribunas y son sorprendidos por el pitazo final del juez. Walter dirige su mirada al suelo, mientras su corazón huallayquino se desangra en dos lágrimas sobre el raleado césped. La barra huanuqueña lo alza en hombros, convirtiendo su actuación individual en una victoria colectiva.
“El Comercio”, con su entonces característica parquedad para lo deportivo:
“El conjunto visitante dio muestras de gran entusiasmo, particularmente en el segundo período, en que logró que su valla no fuera batida, y señalar un gol de buena factura...”.
“La Prensa”...  “Se suceden ataques hacia una y otra portería siendo el arquero suplente de Huánuco quién destaca con sus buenas intervenciones, llegando a salvar hasta dos goles hechos. Asimismo su alero derecho y half del mismo lado.” Se referían al “Cholo” Cáriga y a Teófilo Chussing.
“La Crónica”, hace justicia a lo que aconteció en el campo y pone en su titular: “Lima eliminó a Huánuco por el score de tres a uno. No mereció la derrota el team visitante que se mostró muy superior a su rival”... “especialmente su guardavalla Walter Pérez que fue el héroe de la contienda y que por un error al formar el cuadro lo dejaron fuera... pero a partir del ingreso de Walter Pérez las cosas cambiaron... la reacción huanuqueña fue maravillosa, de defensor a atacante, imponiendo condiciones”.
El día martes “La Crónica”, en toda una página tamaño tabloide, aparece una fotografía de Walter arrojándose a los pies de un delantero y una versión amplia del cotejo, destacando el siguiente párrafo:
“Huánuco, demostró que si bien no es de alta clase de juego, pero sí es entusiasta y tiene coraje para sortear e imponer condiciones a un adversario que jugaba en su casa y con su público”.
Luego ofrece la conformación del equipo que jugó en el Estadio “Telmo Carbajo”:
Joaquín Gayoso (Walter Pérez ); Aquiles Cruz y David Rodríguez; José Cáriga, Severo Berrospi, Jorge Villar; Teófilo Chussing, Pablo Pujais, Ernesto Cornejo ( Rubén Caldas), Tomás Rozales (Guido Ronquillo), y Augusto Doria.
Goles:
Primer tiempo: 4’ Candiotti (Lima), 7’ Morales (Lima), 9’ Candiotti (Lima)
Segundo tiempo: 41’ Pujais (Huánuco).

Y el cronista “Lolo” Carrera concluye expresando: “También es justo reconocer que Walter Pérez, está hecho todo un crack en los tres palos, siendo materialmente imposible dominarlo. Lima encuentra una sombra: Walter Pérez”. El Cholo Walter, “La sombra de los limeños”, entonces arquero y símbolo del huallayquino Sporting Tabaco, aparecía como el  arquero del Boys o el Chalaco.

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