domingo, 5 de abril de 2015

"BRAZO DE ORO" CONTRERAS - El mejor Juez de Línea del Perú




Corría 1957. En marzo de ese año Macchio, Angelillo y Sívori habían deslumbrado a la afición limeña coronándose campeones sudamericanos, llevándose la “Copa América” a las riberas del río de la Plata.

Ese mismo año, un árbitro italiano de buena gestión, Diego D’Leo, efectuaba el primer curso para árbitros de fútbol. Ahí, dentro de sus alumnos figuraban un nikei delgado, alto, de Pueblo Libre, llamado Arturo Yamasaki, ganador del silbato de plata en el mundial de 1970; y un joven de talla mediana, pelo crespo, colorado, en su tierra Huánuco había sido arquerito del club “Leoncio Prado” y venía de Huallayco, sus amigos le decían “Canicas”, había terminado secundaria “en los plácidos claustros santuarios” con Javier Barrueta, Víctor Quiñónez, Dimas Beraún, Walter Pérez, Angel Llanos, su nombre: Antonio Contreras Palomino.

Ese mismo año egresó la primera promoción “Diego D’Leo”. Tenían que hacer prácticas gratuitas en divisiones menores, a partir de la cuarta categoría, para luego paulatinamente ascender hasta primera, posiblemente un escalón anual.

De pronto la Federación Peruana de Fútbol requería los servicios de dos árbitros nuevos para integrarlos a los que ya dirigían en primera profesional. Ahí figuraba Alberto Tejada Burga, Fritz Mayer y Muller.

Así fueron designados de un salto, de un garrochazo, Arturo Yamasaki Maldonado y Antonio Contreras Palomino, para dirigir en la primera división sin pasar por otras categorías. Habían sido escogidos de entre 34 egresados.

Llegó 1958 y vino el primer partido. Municipal, el equipo de la franja en el que militaba la generación de Tito Drago, Manuel “Chino” Rivera, Heraclio Paredes, César Brush que se iban y José Carrasco, Oscar Montalvo que tomaban cuerpo; y Juan Seminario que ya era una realidad. Y el Alianza Lima de Rodolfo Bazán, Víctor Benítez, Cornelio Heredia, Carlos Lazón, Guillermo Barbadillo, Valeriano López, Félix Castillo, Jesús Escate.

“Fue mi primer partido y creo que el mejor de todos”.

Han pasado veinte años en su vida de árbitro. Luce con humildad la satisfacción de haber sido el primer huanuqueño que dirigió fútbol profesional en Lima y antes del descentralizado, “después vendría mi hermano Santiago Lazo”, nos dice con la sonrisa en los labios y los ojos brillantes de emoción.

“Dirigí muchos partidos, entre ellos el Aurich-León de Huanuco. También partidos internacionales amistosos, una vez del Santos de Pelé y Coutinho, en otra oportunidad cuando vino Eusebio”.
“Pero un partido lleno de incidencias que no olvido es el que conduje en 1972. Se trataba de un amistoso entre Defensor Lima y Universitario. Esa vez los granates se llevaron media “U”, Challe, Rubén Correa, Pedro Gonzales, José Fernández, no sé quienes más. Expulsé a cuatro ...” –entre ellos a Challe, le interrumpo-, “a Challe no, después te cuento ... saqué del campo a Percy Rojas por liarse a golpes con Pedro Gonzales, a Féliz Salinas por propinar un cabezaso a Tojo, a José Fernández por patear a Cuellar y a uno más ...”

¿A Challe?, volvimos a preguntar

“Challe me vino a reclamar por la expulsión de José y me puso el pie, y cada vez me pisaba más fuerte y yo indicaba que saliera el expulsado, ya eran cuatro fuera de la cancha, el partido en el campo de la “U” que ganó por 3 a 2. Había que pensar dos veces para sacar una nueva tarjeta y ¿a quién?. No lo saqué y en el momento de irse me apretó más fuerte el pie”.

“A veces los árbitros tenemos que pensar en salvar el espectáculo. No podemos aplicar fríamente el reglamento. Y todo resolverlo en cuestión de segundos. Eso debería comprender el público, sobre todo los hinchas ...”, nos dice en tono filosofal.

Sus compañeros de trajín arbitral desfilan por su recuerdo: el más grande Yamasaki, ahí están Fernandini, Paulet, Alvizuri, “Zapatón” Rondón, Gargurevich.

Nos habla de sus satisfacciones. El haber viajadoy conocido todo el Perú, como árbitro y como instructor de árbitros.”Estuve también en Huánuco donde sacamos una buena promoción ¿recuerdas?. Ahí estaban Spencer Belgrano, el colorado Vásquez Jaramillo,Manuel Espinoza, Marcos Paredes, Rubén Benítez. Un buen equipo”.

“El último curso lo dicté en Aucayacu”. “El formar nuevas promociones de árbitros es otra de las cosas que llenado de satisfacción mi vida. El trasmitir conocimientos técnicos, el darles orientación física, el conocimiento de tus experiencias, el decirles que siempre deben actuar con honestidad, que deben ser concientes de su responsabilidad como profesionales, ser amigos de ellos. ¡Qué lindo hermano!”, exclama “Canicas”, mientras repentinamente mueve los brazos hacia los costados.

En los corrillos de árbitros, cuando ejercía la presidencia de la departamental de fútbol, una vez escuché la versión de que los jueces principales tenían predilección por tener a Contreras como juez de línea, le decían “Brazo de oro”, le muevo la pregunta y salta la respuesta, como el banderín para marcar un fuera de juego, con la mirada seria y fija hacia el otro campo:

“El árbitro debe tener capacidad para decidir. El juez de línea para colaborar solidariamente, saber integrarse a la responsabilidad del central”.

Le pregunto sobre la decisión de la FIFA de preparar expresamente jueces de línea, de manera especializada, en forma tal que puedan hacer carrera sin ser centrales.

“Buena medida, te dije, para cada caso se necesitan atributos especiales”.

Inquieto, lo requiere Orozco desde la puerta de la sede de la Asociación de Arbitros en el Estadio Nacional, acaba de concluir una práctica con los jueces. Se despide con un abrazo huanuqueño. Brota de sus labios un saludo para Aullico Ramírez y antes de irse, con el gesto de docente expresa con énfasis:

“Recuerda hermano, que para el público no hay buen árbitro. Todos son buenos y malos a la vez ... buen árbitro es el que no arbitra”.

Se va “Brazo de oro”, en su época el mejor juez de línea del Perú.











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