lunes, 6 de abril de 2015

CANTAMOS NUESTRO HIMNO DE GLORIA - Los leonciopradinos le ganamos a la U



Ya habían mostrado de lo que eran capaces. Estábamos en el nivel de competencia de los más calificados.
Había quedado atrás la herida que dejó ese primer partido ganado con todo por la Academia “Tito Drago”, también esa oportunidad que se dejó pasar al empatar con Deportivo Libertad.
¡Le ganamos a la “U” ¡ el primero en decirlo fue el portero Juan José Melgarejo. El corazón se llena de nostalgia y optimismo. Vienen a mi memoria las horas de estudiante leonciopradino. Fue el 56 cuando el juvenil de Universitario de Deportes visitó Huánuco. Los juveniles cremas venían de clasificarse campeones en Buenos Aires, ganando la Copa “Evita Perón”, sin un gol en contra. Esa tarde, que paréceme que fue un 24 de mayo, cotejaron con la gloriosa celeste leonciopradina, dirigida por el Prof. Augusto Shiggio.
En el primer tiempo adelantó la “U” por acción de Cassalino. Fue un tiro fortísimo, alto, desde el centro del área que Carlos Chávez sólo pudo manotearlo. Empatamos en el segundo período con gol de Gustavo Medina.
Y porque no hoy. Hoy le ganamos palpitó dentro de mí, en la sonrisa de los muchachos mientras calentaban, en las arengas de César Ponce, en la conversación con Mañuco Nieves, que recién había dejado la dirección del colegio, también en la expresión risueña de Mario Pardavé. La convicción de triunfo bullía en la sangre de cada uno de ellos.
Esa mañana iban a romper al favorito del campeonato y de la prensa capitalina. Al equipo de una de las academias más promocionadas, donde hay centenas de niños y adolescentes entrenando permanentemente a las órdenes de un equipo de técnicos dirigidos por el argentino Hugo Ferrarese, que posee una infraestructura e implementación suficiente. Pero, a ellos, los nuestros les iban a ganar, aunque fuera el representativo de uno de los clubes más populares del Perú.
Había seguridad, firmeza contagiante, el deseo de triunfo avanzaba a convertirse en realidad. Vuelve Velarde al equipo, mientras calienta hace un amague, sonríe pícaro, la de hoy es mía parece decir. Ya es uno de los jugadores más conocidos del torneo, seguro que van a salir a buscarlo. Y él confía en que se reirá en sus propias barbas.
Llega el momento. Todos en círculo, los puños unidos, tres hurras por el “Leoncio Prado” y por Huánuco. Salen a la cancha capitaneados por Anderson Cabello, los pocos huanuqueños que bordeamos el campo coreamos la salida, con aplausos y gritos de confianza. “No somos muchos pero somos machos”  como se dice en la tierra.
Ya están los once en la cancha de Villa Deportiva Nacional, alinean con Juan José Melgarejo en el arco; en la defensa como último hombre Hubert Rojas, en la línea de tres Julio Cornejo Aranda, Eduardo Melgarejo Silva y Manuel Santa María; sobre el medio campo Anderson Cabello, Saúl Argandoña, Christián Céspedes y Moisés Gutiérrez; y en la ofensiva Jesús Mario Velarde y Américo Armas Pisco. El técnico César Ponce Vásquez.
Se inicia el partido, salen los locales. Tratan de ingresar triangulando, intercepta “Anchón” Cabello que la toca para Céspedes, hace un quiebre fino y balón para Velarde por la izquierda, le salen a la marca en posta, se lleva a dos y el faul que no se hace esperar. Los minutos pasan, hay orden de atacar por parte de los dos bandos, partido bien jugado, hasta que empieza a apreciarse al promediar la etapa cierta hegemonía nuestra. La defensa bien parada con Rojas como último hombre, en varias oportunidades sale jugando desde su área. El tecnicismo de Céspedes, de sus pies los ataques adversarios se convierten en ofensivas nuestras. Velarde rompiendo la defensa crema, llevándola a uno y otro flanco, rotando con Armas. Los trujillanos se unen a nuestros gritos de aliento. Los estamos dominando, ya no pueden salir de su cueva.
Hasta que llegó. Se arrancó Velarde del medio campo adversario, abriéndose hacia la derecha deja a dos en el camino, quiebra para buscar la diagonal al arco cuando salía el libero, desde las inmediaciones del vértice del área sacó un derechazo cruzado al ángulo alto, por encima del back y del arquero, definiendo como los buenos. La pelota en la red. El “Chato” que corre a gritar su gol y se tira al suelo frente a nosotros, buscando el abrazo, todos sobre él. Los cremas se miran incrédulos.
La “U” sintió el puntillazo. No demoró en recuperarse. Movió piezas para equilibrar las cosas, también ellos tenían lo suyo y Chichizola nos empata.
El partido al rojo vivo. Cabello le pone fibra, toque, fuerza. Surge su figura de caudillo, pone la pierna y el pecho en el momento oportuno. Nos recuerda en ese momento los inicios de “Penshe”  Belgrano, una de las glorias del fútbol huanuqueño.
Los dos salieron a ganar y no hay tregua. Otra vez Velarde, se va por la izquierda, se lleva a dos, caen como árboles de montaña, la saca atrás y Cabello de unos treinta metros enfila un potente remate, alto, al vértice derecho, que sorprendiendo  a todos. El dos a uno, sentimos que la mañana era nuestra.
Universitario salió a buscar la paridad. Se quedó la marca en medio terreno y los cremas sorprendieron a nuestra defensa, anotando Felli el gol de la igualdad. Un empate que nos pone en ascuas, cuando concluye la primera fracción.
Sorpresa para muchos, pero no para nosotros ni para quienes habían visto los primeros partidos. Vuelven al campo con la misma entereza y seguridad, esta vez el público los aplaude. Ahí con todo, para ganarle a la “U”. No sólo para seguir en carrera, sino para demostrar una vez más que nosotros los de tierra adentro somos tan buenos como ellos.
Salimos atacando. A los adversarios les marcamos la salida. Se adelanta la volante. Los cremas atacan por nuestro flanco izquierdo. En el lado derecho Santa María se bate bien proyectándose sobre campo contrario. La defensa  recuperando su confianza y se agiganta Cornejo.
Los minutos pasan y sigue el dominio leonciopradino, -estamos dominando el partido- grita Ponce, una bola jugada sobre el área, a la altura del segundo palo, y Américo Armas, se la juega entre dos zagueros lanzándose con bravura y poniéndola en las redes adversarias. El tres a dos. Esta vez no nos empatan, el partido tiene que ser nuestro. Se grita el gol con el alma para que los jirkas se enteren.
Defender la ventaja pero jugando, seguir igual es la orden del técnico. Cerrar la salida de sus laterales. Se trata de romper el medio campo contrario. Nuestra defensa soporta cargas de jugadores con mayor envergadura. Nadie le corre al partido. Todos en la defensa, en el medio campo y el ataque. Céspedes con Velarde controlan el balón, mientras va imponiéndose “la macheza huanuqueña”.
A rotar pelota, tocarla, no perderla es la orden del banco. Que corra el reloj y la bola también. Ya los albicelestes mandan en el campo, imponen su fútbol, a pesar del esfuerzo de los rivales y la calidad también por ellos demostrada.
Hasta que llega el final. Vestido de celeste el cielo limeño, mientras la antorcha leonciopradina ilumina la Videna. .
Nos lanzamos al campo y sobre el grass nos confundimos en el abrazo, en la alegría, en la emoción traducida con gritos fervorosos a la tierra, en vivas al Colegio.
Así le ganamos a la “U”. Le ganamos bien al favorito, que jugó en su nivel, en el mejor partido del campeonato.
Muchos de esta generación continuaron la actividad futbolística, siendo el referente de ellos Anderson Cabello, sin lugar a dudas el jugador más representativo de esta generación, quien participó en varios torneos de la Copa Perú con las divisas del Alianza Huánuco y del León.



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