El Arabecks, como suele llamársele, es un
club como muchos, nacido al influjo generoso del entusiasmo de una muchachada
deseosa de hacer sentir su fuerza y poderío. Fue la acción conjunta del vigor
de la juventud y de quienes comprendieron sentimientos y encausaron
inquietudes.
En el Parque de”San Sebastián”
Como todas las entidades que nacen al fragor
del entusiasmo, cuando en San Sebastián late la necesidad de formar una
institución que sea la expresión de la idiosincrasia del barrio, que refleje su
identidad en un campo de fútbol, un 4 de Mayo de 1958 se reúnen al cobijo del
cielo, teniendo como mesa de debates el desaparecido monumento a Augusto
Durand. Ahí sesionaron muchas veces, ahí fueron haciendo realidad su sueño,
hasta que la señora Maura les brindó su casa.
El nombre y la Primera Directiva
Cuando se debatía el nombre que adoptaría el
club, surgió una voz, era la de “Chachico”
Rétiz, proponiendo se le denomine “Atlético
Arabecks de San Sebastián”, a fin de dar a la institución un timbre
identificatorio, que exprese el sentir de quienes se juntaron al arrullo de
nostálgicos huaynos, que envolvían la noche celebrando la fiesta de la Cruz de
Mayo. Así nació también la primera directiva que estuvo conformada por
Saturnino Carrión Zevallos como Presidente, Vittorio Luciano Minaya, Joel
Echevarría, Emilio Guzmán Simeón, Enrique Huamán, Enrique Moreno Besada, Elmer
Llanos, José Dorregaray y Pablo Acosta en los cargos directivos re es, no sólo
había deporte sino también había mucha música en esta Junta Directiva.
Su llegada a primera
En 1958, se clasificó campeón del primer
certamen de la tercera divisional, consiguiendo el ascenso a la segunda, tras
derrotar en el partido final al Social Celendín por 2 a 1.
Permanecieron cuatro años en esta división y
en 1965 llegó su ansiado debut en primera, casi con los mismos jugadores que en
1958 vistieron de granate cuando eran juveniles.
Los “Palomillas de San Sebastián”
Habían llegado a la primera división y
seguían siendo los mismos muchachos barrio, los mismos que también lo habían
defendido en jornadas no oficiales. Seguían siendo los mismos que jugaban
partidos interminables, en el campo triangular que había frente a la antigua y
desaparecida Iglesia del Santo Patrono de Huánuco, donde hoy se levanta el
moderno Parque de San Sebastián.
El futbolista de barrio no es un futbolista
serio, lleva dentro de sí el sello de la picardía de la esquina, de la broma
ágil y oportuna con sabor de alma popular.
El Arabecks tenía eso, los partidos los
jugaban con la misma alegría que transcurría la vida. Hasta que un día
quisieron buscar el campeonato y bajo la presidencia de Mirko López Landauro se
volvieron a juntar Marruque Baldeón, “Pitín”
Sandoval, Jaime Torres, Glorio Gonzales, Andrés Rojas, Agustín Verde, Rody
Angulo con un Pedrito Vílchez que surgía
con hechuras de crack.
Empezaron a lucir su fútbol picaresco,
llenando de alegría las tribunas, pero uniendo a esto el vigor indoblegable de
su gran caudillo Marruque; es que también en los barrios, que son del pueblo,
se va forjando un alma de acero.
El público los bautizó con el apelativo de “Los Palomillas de San Sebastián” y así
se quedaron, también se quedó su estilo como sello característico de identidad.
Han pasado muchos años. Marruque Baldeón, el
símbolo de esta institución, ha asumido desde hace mucho tiempo la
responsabilidad del sostenimiento y vigencia del club, como directivo y
entrenador, ya sus hijos también se han vestido de guinda.
Ha obtenido varios títulos en la Liga
Distrital, como también ha sufrido despojos. También ha representado a la
provincia y al departamento en la “Copa
Perú”.
Esta vigente la presencia de este equipo que
tiene alma de barrio, picardía y sinceridad, que expresa con su fútbol la
alegría de vivir.
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