viernes, 17 de octubre de 2014

GLORIAS HUANUQUEÑAS DEL 36 Y EL GOLEADOR SAMUEL RATTO


Campeones en el corazón del pueblo

Esta fue una jornada envuelta en los tules de leyenda. Los vientos de gloria llegaron hasta nosotros a través de relatos efusivos de muchos de los protagonistas, pero todos ellos vestidos en el ropaje de sincera humildad supieron guardar sin arrogancia esa vivencia cimera del balompié huanuqueño.
Fue el III Campeonato Nacional de Fútbol. Gobernaba entonces el General Oscar R. Benavides, quién supo combinar muy bien la promoción deportiva con la de su imagen política.
Huánuco, para llegar a jugar la final a Lima tenía que superar la fase eliminatoria con las representaciones de Casapalca, Canta y la Oroya.
Sólo tenemos noticias de que nos enfrentamos a Canta, representación que dejamos en el camino. Pero, para hacerlo, hubo que librar  toda una odisea para lograr recursos destinados a  financiar la participación.
El diario “La Prensa” del 13 de noviembre de 1935, transcribe un oficio del Concejo Municipal presidido por don Jorge E. Ruiz, en el que manifiesto que la Municipalidad “se ve en la imposibilidad de atender a la Liga con el dinero que necesita para los gastos de viaje, estadía y uniformes para el campeonato nacional”.
En el mismo medio, se hace un llamado para que el pueblo de Huánuco brinde su cooperación, expresa que “La concurrencia del equipo huanuqueño al campeonato depende, del esfuerzo económico que le preste el pueblo de Huánuco. Su cooperación es indispensable para que se haga representar. De otro lado no será posible que nuestra delegación se mida con la de Canta”.
Tal parece que se consiguieron los S/. 1500 que sumados a los S/  300 que tenía la Liga, cubrían los requerimientos para el viaje, porque el día 18 a las diez de la noche, partieron 18 jugadores presididos por don Heraclio Tapia León, para enfrentarse a Canta en la ciudad de Lima el día 24.
El resultado fue favorable a los nuestros, por cuanto el equipo huanuqueño se clasificó para jugar la final del III Campeonato Nacional de Fútbol, que fue inaugurado el 1 de enero de 1936. La delegación concurrió presidida por el Profesor Pedro Egoávil Arteta.
Los equipos finalistas en este torneo fueron clasificados de la siguiente manera:
Serie “A”: Chicama, Lima, Ica y Cusco.
Serie “B”: Sullana, Mollendo, Huánuco y Piura.
En cada serie jugaría uno contra todos, clasificándose para disputar el título los dos primeros de cada serie, que definirían también por el sistema de rueda.
El diario “El Comercio” dio especial cobertura al certamen.
 Se había conseguido estar en la final no sólo superando la contienda deportiva, sino una serie de peripecias económicas, problemas de viaje y todo aquello que sólo podía superarse cuando en el corazón bulle el amor a la tierra. Con la consigna de que el nombre de Huánuco cubriera el horizonte nacional, partieron  en medio de esperanzada expectativa, llegando a Lima con el optimismo de jugarse enteros la final.
Así llegó el primer partido, había que enfrentar a Mollendo. Ya se habían confrontado los equipos de Sullana y Piura, habiendo vencido los primeros por dos goles a uno, mientras Lima y Chicama terminaron con el marcador en blanco.
Huánuco en el alma. Por primera vez una representación futbolística de Huánuco salía a jugar una final nacional. Nerviosismo, pero a la vez resolución. Rostros tensos. Alejandro Sara conversaba con Lucas Montaldo mientras Alberto Velez de Villa lo hacía con Mori y Shamuco Ratto que se mostraba sereno. El “Congo” Morales saltaba, mientras Lucho Dávalos alentaba eufórico.´
Llegó el instante de salir al campo. Mollendo había ingresado en medio del bullicio que armó una nutrida concurrencia de arequipeños.
Saltó al campo el equipo con Alejandro Sara a la cabeza dando botes a la pelota, todos los demás, uno a uno hasta formarse en el círculo central y dar las hurras respectivas por el equipo adversario.
Al empezar el partido los nuestros alinearon con Alejandro Sara en el arco; Lucas Montaldo y Alberto Velez de Villa en la defensa; Soto, Cirilo Orihuela y Morí en el medio campo; Guillermo López, Samuel Ratto, Luis Dávalos, “Congo” Morales y Ramírez en la delantera.
Inicio del encuentro. Corresponde el saque a Huánuco, pierde la pelota Mori, ataca Mollendo sale un remate y las primaras palmas para Alejandro Sara, que en una lucida intervención desvía el balón al corner.
Había arquero y bueno desde el comienzo. Fueron tomando confianza. Empezaron a asentarse en el campo. Los pases salían precisos de los pies de Cirilo Orihuela. Samuel Ratto prueba de media distancia y el balón que remece el parante adversario. El ¡uhhh! de sorpresa en las tribunas.
Fotógrafos que empiezan a movilizarse. Sigue el partido, se arranca López por la derecha, la toca a “Congo”, el servicio en callejón para Dávalos, entra elude a un defensa y saca un derechazo que estalla en el grito de gol, que sacude el puente de Calicanto. 10’ y ya ganábamos por uno a cero. Se miraban contagiándose confianza, tomaron conciencia de su capacidad. Pero al frente también había un equipo de agallas que había sacado de carrera a la mismísima Arequipa.
Terminó el primer tiempo. Conversan en el camerino. Hay que mantener el mismo ritmo, buscar más goles. Ratto, desde que vieron su peligrosidad fue el delantero más golpeado.
Segundo tiempo. Los mollendinos con todo sobre el arco huanuqueño. Alejandro Sara empieza a exhibir sus virtudes. Balón que desvía, arrojada a los pies, rechaza con los puños soportando carga adversaria. Hasta que llegó el minuto 14’ y Vergara con remate dentro del área empareja el marcador. Hay desconcierto en las filas huanuqueñas, Velez de Villa trata de imponer calma. Ataques a ambos lados. Uno y otro arquero pasan por momentos de suspenso. Ambos muestran sus atributos de excelentes porteros. Llegó el minuto 25’ y el extremo Saba lanza un fortísimo shot de izquierda, cruzado al segundo palo, a donde no pudo llegar el golero huanuqueño.
El pitazo final sorprendió a los huanuqueños jugando sobre el área de los porteños del sur y con un dos a uno en contra. Ellos no podían creerlo. No se imaginaban lo que podía pasar en ese partido. Se enfrentaban a una situación que no conocían. Por primera vez medían sus fuerzas a ese nivel. Y se dieron cuenta que podían, por eso les marcó rabia la derrota. Se dieron cuenta que estaban para más. Que no estaban ahí para ser el patito feo del campeonato.
El torneo continuó desarrollándose. Lima goleó por once a tres al Cusco, mientras que en nuestra serie Sullana superó a Mollendo por uno a cero.
Nuestro próximo rival Piura, domingo 8. Ahora nos tocaba ganar, Lucho Dávalos desbordaba de optimismo. Alejandro Sara había sido el más elogiado por los periódicos. “El Comercio” publicó fotografías en acción de juego. Ya habían cobrado la seguridad que necesitaban, tenían confianza en sus facultades, sabían de lo que eran capaces. Esta vez no había piso que pagar.
Salieron al campo con la misma conformación anterior. Se iniciaron las acciones, los huanuqueños se lanzaron al ataque, avanza López, la juega para Shamuco Ratto quién saca un derechazo desde fuera del área, uno a cero para Huánuco. El Huallaga empezaba a desbordarse.
Vino la reacción piurana y a los pocos minutos empata Correa en jugada individual. Los nuestros no estaban para empates, se fueron adelante, nuevamente Samuel Ratto, esta vez descuenta a dos adversarios y con remate medido decreta el dos a uno a los 21’.
Sorpresa entre los dirigentes nacionales. Las tribunas asombradas. El pequeño grupo de huanuqueños gritaban frenéticamente. Los piuranos buscan el empate, pero siempre encuentran como barrera infranqueable a Alejandro Sara, hasta que a los 39’ se resigna a ver caer su valla por segunda vez.
Alentados por la igualdad los de la tierra de la chicha se lanzaron al ataque, “Piura dio la sensación que rompería el empate sin conseguirlo, gracias a la labor defensiva de Montaldo y Velez de Villa, que en los rechazos estuvieron muy acertados”, expresa “El Comercio”.
Segundo tiempo. Los piuranos otra vez con todo “obligando a Sara a jugar valientemente para librar su arco”.
Huánuco tampoco estaba dispuesto a dar tregua. Se arranca Ramírez, la juega para Samuel Ratto, remate de éste, pelota que llega al fondo de las redes, de nuevo estábamos adelante. Tres goles de Huánuco: tres goles de Shamuco Ratto ,que  esta vez deja su sencillez y vencido por el júbilo corre con los brazos en alto y la sonrisa al viento en busca del abrazo, Dávalos lo alza, todos festejan el tanto con lágrimas en los ojos. Los fotógrafos corrían tras este nuevo goleador,  que venía de allende los andes con un shot tan fuerte como su corazón.
Huánuco domina las acciones. Hasta que un ataque piurano a los 36’ hace que Núñez empate el tanteador.
Era un empate que no soportaban los huanuqueños. Habían dominado toda la segunda etapa, tenían que ganar el partido. A los 40’ Guillermo López se va por la derecha, supera a su marcador y remata, no puede controlar el arquero y el Congo Morales que entraba a la carrera anota el de la victoria. El  Conguito  salta con los puños en alto en su delirio, mientras que Vélez de Villa llama a defender el gol.
Con Piura buscando el empate llegan los 45’. El pitazo suena y quedaba consumado el primer triunfo huanuqueño en la final de un campeonato nacional y que triunfo, frente a un rival como Piura. Era para gritarlo. Para abrazarse en el centro del campo y hasta en los camerines. Para desbordarse de emoción. Celebrándolo con abrazos de huanuqueña alegría con los hinchas. Ya se sabría en Huánuco por las trasmisiones radiales. En Huánuco salieron a calles y se armó un bullicioso festejo en la Plaza de Armas. El equipo no sólo había demostrado calidad individual y colectiva, sino espíritu de lucha, vergüenza deportiva, amor a la tierra lejana, al barrio de Calicanto, a la serenata huallayquina a la bravura de San Pedro y San Juan, al garbo de Izcuchaca.
Viene una nueva jornada y Mollendo empata con Piura a tres goles, mientras Huánuco jugaba su clasificación frente a Sullana.
El equipo huanuqueño salió al terreno de juego con Alejandro Sara; Alberto Vélez de Villa y Lucas Montaldo; Mori, Cirilo Orihuela y Víctor Figueroa; Carlos Sara, Congo Morales; Luis Dávalos, Samuel Ratto y Guillermo López.
El partido se insinúa parejo. Ambas escuadras lucen argumentos técnicos. En esta serie son las que mejor han impresionado. Al igual que Chicama y Lima en la otra.
Los ataques se sucedían sobre uno y otro arco. Un tiro libre lanzado por Rivera exige a Sara que se gana aplausos del respetable.
En uno de sus ataques salta Sara en busca del balón, Lucas Montaldo lo cubría y sufre en el rostro el impacto de uno de los botines de su guardaredes, teniéndose que retirar del campo con el tabique roto, el equipo se queda con diez hombres.
Se inicia el segundo tiempo. A los 3’ Morales se lleva a dos defensas sullanenses,  saca el servicio para Dávalos que envía un remate bajo y cruzado, decretando la apertura en el marcador.
Las acciones se tornan intensas. Los norteños ponen en juego todos sus recursos. Sus continuos ataques propician el lucimiento de la defensa huanuqueña, especialmente de su golero.
A los 28’ tiro libre favorable a Sullana y Rivera anota el tanto de empate.
Siguió el partido jugándose indesmayablemente por ambos bandos, Huánuco luce sus individualidades. Carlos Sara y Guillermo López desbordaban por las puntas. Dávalos pone toda su fuerza por el centro. En el medio campo la fuerza corría por cuenta de Víctor Figueroa y en el arco Alejandro Sara ya había conseguido su consagración. Con este empate terminó la ronda clasificatoria.
En la serie “A”, los equipos quedaron: Chicama 6 puntos, Lima 4, Ica 2 y Cusco 0.
En la serie “B”, los equipos quedaron: Sullana 5 puntos, Mollendo y Huánuco 3, Piura 1.
De acuerdo a las bases los equipos de Huánuco y Mollendo tenían que definir el segundo lugar. En caso de empate, se jugaría tiempo suplementario y de persistir éste se tomaría en cuenta los goles anotados por los contendientes en su enfrentamiento.
El 14 de enero, día de la definición. Los mollendinos nos habían ganado el primer partido. Esta vez las cosas serían diferentes anunciaban los protagonistas. Las lesiones de Lucas Montaldo y Samuel Ratto, y situaciones de carácter técnico  obligaron a realizar algunos cambios para este trascendental partido. El equipo salió al terreno de juego con Alejandro Sara; Alberto Vélez de Villa y Alejandro Salgado en la defensa; Octavio Herrera, Cirilo Orihuela y Víctor Figueroa en el medio terreno; Guillermo López, Mori, Luis Dávalos, Congo Morales y Carlos Sara en la delantera.
Se inician las acciones y a los 2’ los mollendinos por acción de Alarcón anota su primer tanto, tomando fríos a los defensores huanuqueños.
Los nuestros se fueron al ataque asediando incesantemente  la portería adversaria, esta gestión  recién rendiría sus frutos cuando Mori a los 41’ consigue empatar de tiro libre.
Poco duró la alegría huanuqueña. Un desborde mollendino por la derecha culmina con una sanción de penal a los 44’. Reclamos huanuqueños, pero el mismo Alarcón vuelve a hacerse presente en el marcador al ejecutar la sentencia.
Con el marcador adverso y masticando rabia se fueron a los vestuarios. La consigna era voltear el partido, mientras que los sureños de ampliar la ventaja.
Los nuestros empezaron nuevamente a hacer su fútbol. El árbitro cortaba incesantemente sus avances. Llegan los 17’ y Guillermo López se jugó la individual, superó a dos defensas y cuando salía el arquero lo amagó, tocándole la pelota al lado contrario. Se había conseguido el empate.
El partido se tornó dramático. El asedio de Huánuco sobre la portería adversaria, obligando a un máximo esfuerzo al equipo molledino totalmente replegado en su campo. El pitazo final los sorprendió con el dos a dos.
Había que ir al suplementario de 15’ x 15’.
Se reinician las acciones y Goycochea anota a los 5’. Vélez de Villa en un choque sale lesionado, Huánuco queda con diez jugadores.
A pesar de eso se va a la ofensiva. López que juega un gran partido se lleva a su marcador, saca un remate, rechaza el arquero y Dávalos que entra a la carrera anota. El árbitro anula el gol por supuesta posición adelantada. Los huanuqueños reclaman. Se suspende el partido por largos minutos.
En la segunda etapa del suplementario, cuando todo parecía que Mollendo se retiraría con la victoria, Dávalos se jugó con todo en el área. Fue deliberadamente barrido por dos defensas. El árbitro sancionó la pena máxima.
Dávalos recuperado colocó la pelota en el punto de penal. Estaba en sus pies el empate y la posibilidad de luchar por el triunfo. Recordó las  viejas tardes en el campo de La Merced. Pasó  por sus retinas la película del arco huanuqueño. Al silbato tomó carrera y sacó un derechazo fuerte al ángulo alto, que hizo imposible toda acción del arquero que alcanzó a tirarse. Una tarde me contaría “patié con toda mi alma...”.
El empate no nos servía, los mollendinos estaban clasificados. Seguimos atacando incesantemente. Jugando sobre el área rival nos sorprendió la noche limeña y el pitazo del árbitro. No habíamos perdido el partido, pero Mollendo se clasificaba por mayor número de goles a favor entre ambos contendientes.
El cuarto equipo finalista fue Mollendo. Al final el campeón del torneo fue Sullana que empató con Mollendo uno a uno, derrotó a Lima (que presentó casi una selección nacional) por tres a dos, e igualó a cero con Chicama.
En Huánuco quedó el sabor del campeonato. Este equipo en las finales hubiera dado más que hablar. Se había empatado con el campeón. Un gol de menos decidió nuestra situación, de haberse jugado con el gol avereage o diferencia de goles la situación hubiera sido diferente. Pero así fueron las bases.
Desde entonces esa trascendental justa fue adquiriendo sabor de leyenda. Siempre se ha hablado de los campeones del 36. No llegaron al título, pero para nosotros tiene especial significación esa contienda.
Fue la primera vez que participamos en un torneo nacional. Todos huanuqueños. Ninguno había jugado antes en Lima. Y estuvimos cerca de ser finalistas, el campeón no nos venció. Los otros partidos también fueron digna expresión de un equipo que demostró capacidad futbolística, importantes individualidades y una vocación irrenunciable de garra y pundonor.
Nunca Huánuco estuvo mejor ni más auténticamente representado que en esa oportunidad.
Fue la más importante perfomance rendida por un seleccionado de fútbol huanuqueño en un torneo nacional.
Salve glorias del 36 campeones en el corazón del pueblo










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