sábado, 10 de mayo de 2014




ALBORES DEL FÚTBOL HUANUQUEÑO

El fútbol llegó a nuestras costas en los barcos de la armada británica, en los pies de los marineros, en la época Victoriana, cuando los de la Rubia Albión eran los dueños del mundo.
Ellos vinieron con la finalidad de explotar el guano, el salitre, los minerales y construir ferrocarriles, formando compañías como la Gube Croweel & Co., Peruvian Corporation, Thowsen Boward, Graham Row, Duncan Fox, Lobitos Oil Company, Cerro de Pasco Cooper entre otras; pero además trajeron su soccer, cuyo reglamento había sido aprobado en 1863 en la Taberna de los Francmasones de Queen Street.
Los marinos ingleses en todo puerto al que arribaban jugaban un partido de fútbol, convocando la curiosidad y el interés de los vecinos, quienes se fueron incorporando paulatinamente a su práctica.
El balón de esta manera empezó a rodar sobre la caliente arena y paulatinamente esta práctica  fue expandiéndose por el litoral, llevado por los empresarios ingleses que llegaron al Perú a fines del siglo XIX, para explotar nuestros recursos.
Al  lugar donde se instalaba un enclave económico llegaba el fútbol, así ingresó a cambio del algodón en la costa norte y en los asientos mineros como Cerro de Pasco, donde lo cambiaron por oro y plata.
Los hacendados criollos encontraron una forma de canalizar las inquietudes de los trabajadores y propiciaron la difusión de este nuevo deporte, que ganaba cada vez más adeptos, por la facilidad que ofrecía para su práctica y por la satisfacción que genera el golpear y hacer rodar una esfera o dirigirla a un lugar determinado o tenerla segura entre las manos, sintiendo que  es como tener el mundo rodando a nuestra disposición.
Y de pronto cualquier terreno baldío o espacio disponible en Lima o en otras ciudades, se fue convirtiendo en campo de fútbol, en el lugar propicio para la práctica del balompié y cualquier objeto esférico se convirtió en el instrumento que se tenía que patear para adelante, hasta que se dieron cuenta que su manejo implicaba el descubrimiento de una serie de secretos, que con el correr de los años han venido a constituir las técnicas.
Así también ingresó a los claustros educativos y la universidad fue un centro propicio para la naciente actividad futbolística.
A comienzos del siglo veinte,  el viaje de Huánuco a Lima o viceversa era una tarea de titanes, tenía que hacerse a pie o a caballo, hasta que en 1906, fue culminado el ferrocarril central que llegaba hasta Cerro de Pasco, entonces la ruta se hacía menos dura y más factible.
La llegada del fútbol a Huánuco sugiere dos hipótesis no excluyentes, pudo haber sido traído por los estudiantes huanuqueños residentes en la capital en los períodos vacacionales de sus estudios universitarios o llegó desde el Cerro de Pasco, a través de los huanuqueños  que accedieron a trabajar en las minas o por los empresarios o mineros que venían a nuestra ciudad en busca de descanso.
Bien pudieron haberse dado las dos situaciones o quizás otras que no preciso. En cuanto a la primera vamos a encontrar una referencia de don Heraclio Tapia León en un artículo publicado en la revista “Perú al Día” de febrero de 1945, así como en “Valoración” de 1949, en el sentido de que don Pedro Figueroa San Miguel le relató en una conversación realizada en Lima en 1936, con ocasión del III Campeonato Nacional de Fútbol, la circunstancia en que llegó a Huánuco la que podría ser la primera pelota de fútbol que rodó en nuestros predios.
Indica que fue traída en la segunda quincena de agosto de 1899 por el entonces Diputado por Huánuco Baldomero Fernández Maldonado, habiendo sido shoteada en el ahora atrio de la Parroquia de “Nuestra Señora del Patrocinio” con Antonio Sara, Adolfo Matos y Pedro Roque Vargas, esta es una de las muchas circunstancias que se pudieron dar del arribo del balón a nuestra tierra.
En cuanto a la segunda referencia existen testimonios periodísticos de que en Cerro de Pasco se habría jugado el primer partido de fútbol internacional oficioso, entre los trabajadores mineros y los empresarios de las minas.
Así el fútbol fue entrando en Huánuco junto con el nuevo siglo. En cada período vacacional los estudiantes huanuqueños residentes en Lima, que también trajeron su pelota, hacían sus aprestos futboleros en cualquier lugar abierto que permitía su práctica, principalmente en la conocida como la Plazuela de “La Merced”, que existía en forma contigua al hoy Mercado Antiguo. Ahí participaban los estudiantes y vecinos de la zona, entre los que figuraban Andrés Quintana Gurt, Albino Benedetti, Gregorio Sara, Enrique Lafosse, Luis Debarbieri, Germán Pozo, los hermanos Maximiliano, Adolfo y Elías Cavalié. Heraclio Tapia León entre muchos.
Gozaban de esta novedad por períodos cortos, hasta que después se fueron haciendo menos distanciados, llegando a ser permanentes por la inquietud de los huanuqueños de la época.
El afán de organizarse fue haciéndose creciente hasta que en 1909, los estudiantes huanuqueños residentes en Lima, unidos con los entonces alumnos del Colegio de Minería y jóvenes de la ciudad, fundaron en 1909 la que podría haber sido la primera organización deportiva de Huánuco, con el nombre de Leoncio Prado, que no guardaría relación alguna con el Club Leoncio Prado, que se fundó en 1917 en el barrio de Huallayco.
La naciente institución estaba constituida por Teobaldo Pinzas, Germán Pflucker, Juan Sheput, Juan Ruiz, Mario A.Oneeglio, Benedicto Reyes, Germán Pozo; Adolfo, Elías y Maximiliano Cavalié, Manuel Taboada, N. Taylor, Albino Benedetti, Prospero Ríos, Isaac Miranda, Miguel Cáriga, Juan Gallardo, Ramón Matos, Abraham Caballero.
La directiva estuvo conformada por Teobaldo J. Pinzas, Presidente; Germán Pflucker, Fiscal; Mario Oneeglio, Secretario; Benedicto Rojas, Tesorero; Juan Sheput, Capitán.
Lamentablemente no tuvo mucha vigencia y al poco tiempo de fundada desapareció.
La práctica del fútbol seguía siendo espontánea y cada vez más creciente en cualquier espacio abierto, especialmente en la Plazuela de “La Merced”, que sólo dejaba un espacio para jugar, porque el resto del área era un hacinamiento de tierra y desperdicios del mercado. Para patear no era necesaria la pelota, si ésta había bien, sino también era factible shotear una vejiga inflada, una naranja, una pelota de trapo; así fue haciéndose el fútbol en el valle del pillco.
“Jesego” , seudónimo con el que suscribe sus acuciosas crónicas Jorge Espinoza Egoávil, hace una importante referencia que entre en los años 1915 y 1917 se habría realizado el pudiera haber sido el primer encuentro oficioso de fútbol en Huánuco, entre los equipos “Rojo” y “Azul”, la  fotografía de los contendientes podíamos verla en el local del Instituto Peruano del Deporte.
Ésta ya fue una clara señal de organización para la práctica del fútbol, fueron varias las veces que se enfrentaron estos equipos en el campo de la Plazuela de “La Merced”, luego muchos de sus integrantes conformarían las instituciones que nacieron en 1917.
Pero esta fase auroral no termina acá, aún va a continuar con el nacimiento de organizaciones deportivas de corta existencia, así nos refiere el mismo Heraclio Tapia León, que en 1916 bajo su presidencia nació el “Asociación 28 de Julio” y con la batuta de Amadeo Lambruschini el “Sport Huánuco”, estos equipos se enfrentaron en dos oportunidades, en 1916 empataron y en 1918 ganó el Asociación por uno a cero.
Ambos clubes desaparecieron al cabo de dos años, siendo absorbidos por el “Alfonso Ugarte”, que a la postre también se disolvió.
El año 1917 sería trascendental para el fútbol huanuqueño, pues se produjo el nacimiento de tres de las instituciones de más dilatada vigencia en la historia del deporte huanuqueño, el “Juan Bielovucic”; el “Sport Progreso”, cuya actual denominación es Centro Cultural Deportivo “Tarapacá”,  hasta ahora los decanos de nuestro deporte, y el “Leoncio Prado”, que se disolvió después de más de sesenta años de existencia.
 Reitero, estos equipos registran en sus filas a muchos de los integrantes de los equipos “Rojo” y “Azul”, como es el caso de Encarnación Isán Fernández Olórtegui en el Tarapacá y Fausto Castro Garcés en el “Leoncio Prado”.
Este año es sumamente importante en el desarrollo de la práctica del balompié en nuestra tierra, pues termina la fase auroral y empieza una nueva etapa, la de la institucionalidad duradera y consolidada, de ahí que tenga especial significación en la historia de nuestro fútbol.
Así llegó el fútbol a nuestro país, ingresó por los puertos que iban surgiendo en el litoral peruano, el primero fue el Callao, luego en los lugares donde los ingleses habían establecido enclaves económicos, como en  el norte de donde extraían algodón para su floreciente industria textil y también Arequipa de paso al altiplano, así como los asientos mineros.
Si bien las instituciones eran constituidas por los sectores sociales altos, la práctica y la afición habían prendido en los estratos sociales populares, quienes fueron los que hicieron el verdadero efecto multiplicador de la práctica de este deporte.
El balón empezó a correr en la arena, siguió rodando desde la playa hasta las gélidas punas y encontró un espacio en medio del verdor amazónico, por eso es fácil encontrar en el Perú un campo de fútbol en los lugares más remotos de nuestro territorio









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